Traducido por el equipo de SOTT.net
Heart Beat
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¿Cuánto dura el presente? La respuesta, según sugieren investigadores de Cornell en un nuevo estudio, depende de tu corazón.

Descubrieron que nuestra percepción momentánea del tiempo no es continua, sino que puede estirarse o encogerse con cada latido del corazón.

La investigación aporta pruebas de que el corazón es uno de los importantes guardianes del tiempo del cerebro y desempeña un papel fundamental en nuestro sentido del paso del tiempo, una idea contemplada desde la antigüedad, afirma Adam K. Anderson, profesor del Departamento de Psicología y de la Facultad de Ecología Humana (CHE).

"El tiempo es una dimensión del universo y una base fundamental de nuestra experiencia del yo", afirmó Anderson. "Nuestra investigación demuestra que la experiencia del tiempo momento a momento está sincronizada con la duración de los latidos del corazón y cambia con ellos".

Saeedeh Sadeghi, M.S. '19, estudiante de doctorado en el campo de la psicología, es la autora principal de "Wrinkles in Subsecond Time Perception are Synchronized to the Heart", publicado el 2 de marzo en la revista Psychophysiology. Anderson es coautor junto con Eve De Rosa, catedrática Mibs Martin Follett de Ecología Humana (CHE) y decana de la facultad de Cornell, y Marc Wittmann, investigador principal del Instituto de Áreas Fronterizas de Psicología y Salud Mental de Alemania.

Por lo general, la percepción del tiempo se ha examinado en intervalos más largos, cuando las investigaciones han demostrado que los pensamientos y las emociones pueden distorsionar nuestro sentido del tiempo, tal vez haciéndolo volar o arrastrarse. Sadeghi y Anderson informaron recientemente, por ejemplo, que la aglomeración de gente hacía que un viaje simulado en tren pareciera transcurrir más lentamente.

Según Anderson, estos hallazgos tienden a reflejar cómo pensamos o estimamos el tiempo, más que nuestra experiencia directa de él en el momento presente.

Para investigar esa experiencia más directa, los investigadores se preguntaron si nuestra percepción del tiempo está relacionada con los ritmos fisiológicos, centrándose en la variabilidad natural de la frecuencia cardíaca. El marcapasos cardíaco hace un "tic-tac" constante en promedio, pero cada intervalo entre latidos es un poco más largo o más corto que el anterior, como un segundero que hace clic a intervalos diferentes.

El equipo aprovechó esa variabilidad en un experimento novedoso. Cuarenta y cinco participantes en el estudio, de edades comprendidas entre los 18 y los 21 años y sin antecedentes de problemas cardíacos, fueron monitorizados mediante electrocardiografía, o ECG, que mide la actividad eléctrica del corazón con una resolución de milisegundos. El ECG se conectó a un ordenador que activaba tonos breves de 80-180 milisegundos de duración en función de los latidos del corazón. Los participantes en el estudio indicaron si los tonos eran más largos o más cortos que otros.

Los resultados revelaron lo que los investigadores denominaron "arrugas temporales". Cuando el latido que precedía a un tono era más corto, el tono se percibía como más largo. Cuando el latido precedente era más largo, la duración del sonido parecía más corta.

"Estas observaciones demuestran sistemáticamente que la dinámica cardíaca, incluso en unos pocos latidos, está relacionada con el proceso temporal de toma de decisiones", escribieron los autores.

El estudio también demostró que el cerebro influye en el corazón. Tras oír tonos, los participantes en el estudio centraron su atención en los sonidos. Esa "respuesta orientadora" modificó su ritmo cardíaco, afectando a su experiencia del tiempo.

"El latido del corazón es un ritmo que nuestro cerebro utiliza para darnos la sensación de que el tiempo pasa", afirma Anderson. "Y éso no es lineal: se contrae y se expande constantemente".

Los estudiosos afirmaron que la conexión entre la percepción del tiempo y el corazón sugiere que nuestra percepción momentánea del tiempo tiene su origen en la bioenergética, que ayuda al cerebro a gestionar el esfuerzo y los recursos en función de los cambios en los estados corporales, incluido el ritmo cardíaco.

La investigación demuestra, según Anderson, que en intervalos de subsegundos demasiado breves para pensamientos o sentimientos conscientes, el corazón regula nuestra experiencia del presente.

"Incluso en estos intervalos de un momento a otro, nuestro sentido del tiempo fluctúa", afirma. "La influencia pura del corazón, de latido en latido, ayuda a crear una sensación de tiempo."