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© Eduardo Terán/ UN
¿Se imagina estar paseando muy tranquilo por la capital y de repente caer dentro de un volcán? Da miedo verdad, pues ahora podrá entender la tragedia que viví.

Lo que sucedió fue que aprovechando que el sol al fin se acordó de que estamos en verano, ayer me fui a caminar por el tradicional sector de San Diego.

Todo iba muy bien hasta que llegué a la calle Bahía de Caráquez y desaparecí. Pero no vaya a pensar que ahora trabajo de mago, lo que pasó es que me fui de oreja.

Un poco aturdido comencé a mirar a mi alrededor y me di cuenta que estaba en un megahueco, tan grande como un cráter de volcán.

"¡Ayuda que me quemooooo!", gritaba hasta que un vecino me ayudó a levantarme y me comentó que ese bache gigante se formó por las fuertes lluvias.

Lo único que espero ahora es que la Epmmop cumpla su palabra de que hueco denunciado será tapado. Ojalá sea así...