Traducido por el equipo de SOTT.net

Un nuevo análisis concluye que la corriente del Golfo se está debilitando, pero es difícil saber si se debe al cambio climático.
weakening gulf stream climate change
© NOAA/NESDISUna imagen en color de las temperaturas superficiales del agua muestra la Corriente del Golfo cruzando el Océano Atlántico desde el Estrecho de Florida.
Un nuevo estudio confirma que la corriente del Golfo se está debilitando.

El flujo de agua caliente a través del Estrecho de Florida se ha ralentizado un 4% en las últimas cuatro décadas, con graves consecuencias para el clima mundial.

La corriente oceánica nace cerca de Florida y enhebra un cinturón de agua cálida a lo largo de la costa este de Estados Unidos y Canadá antes de cruzar el Atlántico hacia Europa. El calor que transporta es esencial para mantener las condiciones templadas y regular el nivel del mar.

Pero esta corriente se está ralentizando, escriben los investigadores en un estudio publicado el 25 de septiembre en la revista Geophysical Research Letters.

"Esta es la prueba más contundente y definitiva que tenemos del debilitamiento de esta corriente oceánica de importancia climática", declaró en un comunicado Christopher Piecuch, autor principal del estudio y oceanógrafo físico de la Institución Oceanográfica Woods Hole de Massachusetts.

La Corriente del Golfo es sólo un pequeño componente de la circulación termohalina, una cinta transportadora mundial de corrientes oceánicas que mueve oxígeno, nutrientes, carbono y calor por todo el planeta, al tiempo que ayuda a controlar el nivel del mar y la actividad de los huracanes.


Comenzando en el Caribe antes de desembocar en el Atlántico a través del Estrecho de Florida, la Corriente del Golfo lleva las aguas más cálidas del sur (que son más saladas y densas) hacia el norte para enfriarse y hundirse en el Atlántico Norte. Tras descender a las profundidades del océano y liberar su calor en la atmósfera, el agua deriva lentamente hacia el sur, donde vuelve a calentarse y el ciclo se repite.

Este proceso es vital para mantener la temperatura y el nivel del mar en la costa este de Estados Unidos, cuyas aguas se mantienen hasta 1,5 metros por debajo de las aguas más alejadas de la costa gracias al movimiento de barrido de la corriente.

A medida que el clima de la Tierra se calienta, una enorme afluencia de agua dulce y fría procedente del deshielo de las capas de hielo se vierte en los océanos, provocando posiblemente que la Corriente del Golfo se ralentice o incluso se derrumbe, según los científicos. Pero debido a la escala y complejidad del sistema, esto es difícil de demostrar.

Para hallar pruebas definitivas de que la corriente se está ralentizando, los científicos analizaron datos de 40 años procedentes de tres fuentes distintas -cables submarinos, altimetría por satélite y observaciones in situ- para observar los movimientos de la corriente en torno al Estrecho de Florida.

Su análisis estadístico reveló que la corriente se había ralentizado un 4%, con sólo un 1% de posibilidades de que su medición fuera una casualidad causada por fluctuaciones aleatorias.

A primera vista, un desplazamiento del 4% puede parecer un cambio minúsculo, pero "lo preocupante es que se trata solo de un comienzo lento", declaró a Live Science Helen Czerski, oceanógrafa del University College de Londres (UCL) que no participó en el estudio.

"Es como aquellos primeros días de COVID. La gente decía: 'Oh, sólo hay 60 casos. No nos importa'", añadió. "Sólo hay 60 casos, sí, pero ayer hubo 30 y anteayer hubo 15. Si sólo piensas en una semana por delante, el número de casos aumentará. Si sólo piensas a una semana vista, tenemos un problema".

Para demostrar definitivamente que el cambio climático es el culpable, los científicos tendrán que desentrañar las diferencias entre la variabilidad natural de los sistemas oceánicos y el impacto del calentamiento global, una tarea complicada dado el relativamente poco tiempo que los humanos llevan midiendo directamente y con detalle los flujos oceánicos.
Ben Turner es redactor de Live Science en el Reino Unido. Se ocupa de física y astronomía, entre otros temas como la tecnología y el cambio climático. Se licenció en Física de Partículas por el University College de Londres antes de formarse como periodista.