Traducido por el equipo de SOTT.net

En un extraordinario espectáculo celeste, los cielos de Mongolia se tiñeron de un rojo intenso y sanguinolento cuando el país vivió el viernes y la madrugada del sábado una de las auroras más raras del mundo.
The eerie red skies seen in Mongolia.
Los inquietantes cielos rojos de Mongolia.
La intensa coloración se atribuye al impacto inicial de una importante tormenta solar que chocó con la Tierra, creando un espectáculo que dejó atónitos a los espectadores.

El fenómeno, conocido como aurora, se produce normalmente cerca de los polos y suele ser de color verde. Sin embargo, las auroras observadas en Mongolia tenían un llamativo tono carmesí, una rareza causada por la interacción de las partículas solares con el oxígeno a gran altitud, a más de 241 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, donde la atmósfera es mucho más fina.

his particular shade of red is considered the most uncommon colour of the Northern Lights.
Este tono concreto de rojo se considera el color más infrecuente de la aurora boreal.
Esta particular tonalidad de rojo se considera el color más infrecuente de las auroras boreales, y su aparición está estrechamente vinculada a periodos de intensa actividad solar.

La tormenta solar en curso responsable de este evento fue el resultado de múltiples eyecciones de masa coronal (CME) procedentes del Sol, que se produjeron el 27 de noviembre de 2023. Estas CME enviaron un aluvión de partículas de alta energía hacia la Tierra, y la primera ola alcanzó nuestro planeta a finales del 29 de noviembre.

Las auroras rojas son consecuencia de la colisión de estas partículas solares con moléculas de oxígeno a gran altura. A esas grandes alturas, la densidad del oxígeno es menor y las colisiones se producen con menos frecuencia, lo que da lugar a la emisión de luz roja en lugar de la más común de color verde. Este proceso es similar al funcionamiento de las luces de neón, en las que los átomos de gas excitados liberan fotones de luz cuando vuelven a su estado básico.

The aurora appeared crimson red.
La aurora apareció de color rojo carmesí.
Históricamente, se han documentado auroras rojas durante algunas de las tormentas geomagnéticas más potentes, como el Evento Carrington de 1859, que sigue siendo la tormenta solar más intensa de la que se tiene constancia. Durante ese evento, se registraron auroras rojas tan al sur como el Caribe y México, con cielos tan brillantes que los pájaros empezaron a cantar, confundiendo la noche iluminada con la mañana.

La aparición de la aurora roja en Mongolia ha proporcionado a los científicos una oportunidad única para estudiar los efectos de las tormentas solares en latitudes más bajas. Aunque el espectáculo puede ser fascinante, también sirve para recordar el inmenso poder del Sol y el impacto potencial del clima solar en nuestra sociedad tecnológicamente dependiente.

A medida que el ciclo solar avanza hacia su punto álgido previsto para 2024, los observadores del cielo pueden esperar más espectáculos de belleza auroral, aunque pocos podrán rivalizar con la intensidad y rareza de los cielos rojo sangre de Mongolia.