A diario, más de 80.000 reclusos en Estados Unidos pasan sus condenas en total aislamiento, una transgresión de los derechos humanos aplicada preferentemente a prisioneros políticos, minorías étnicas y enfermos mentales.© DesconocidoEsta práctica provoca el repudio de grupos y activistas de los derechos humanos.
En Estados Unidos hay 2.266.800 personas adultas encarceladas, según datos del año 2010 del Buró de Estadísticas de la Justicia, el 0,7 por ciento de la población; adicionalmente 4.933.667 estaban en probatoria o libertad bajo palabra, una suma que ubica al 3,1 por ciento de los adultos residentes en situación de vínculo con el sistema penitenciario, la mayor tasa de todo el mundo. En el 2008, el diez por ciento de esa población penal estaba condenada de por vida. Son datos que pueden encontrarse en la Internet y van diciendo bastante de
un sistema que busca castigar, sin ahondar mucho en agravantes que incrementan el delito, como las desigualdades, la pobreza y la discriminación racial; y por otro lado, ese sistema no intenta la rehabilitación del reo, sino someterlo a dolorosas y hasta desproporcionadas penas y sufrimientos.
Hablaremos de una de ellas: la práctica bastante extendida del confinamiento en solitario, que provoca el repudio de grupos y activistas de los derechos humanos, los cuales, desde hace décadas, comenzaron a catalogar de tortura ese encierro en incomunicación, que en no pocas ocasiones tiene entre sus principales víctimas a prisioneros políticos, disidentes, reclusos rebeldes y condenados a cadena perpetua.
Recientemente,
Al Jazeera en su publicación digital, citaba a Robert Saleem Holbrook - sentenciado a perpetua sin condicional, a la edad de 16 años, porque participó en un robo donde resultó una persona muerta, y que ha pasado la mayor parte de su vida tras las rejas - , quien aseveraba que
esas unidades de control vuelven locos a los hombres. «...no es una sorpresa que la mayoría de los reclusos enviados a ellas son prisioneros políticos de conciencia, abogados de prisión o jóvenes prisioneros rebeldes. Esta es la clase de reos que ocupan las unidades de control en el sistema penitenciario de Estados Unidos».