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El caso Valdés, el más paradigmático de la ufología chilena es revisitado en
La noche de los centinelas, investigación periodística de 8 años que revisa antecedentes, localiza a sus protagonistas y "encuentra más de una sorpresa", según su autor.
SANTIAGO.- Madrugada de abril de 1977, cerca de Putre, en el altiplano chileno.
Ocho jóvenes militares realizaban una guardia de pesebreras al calor de una fogata cuando fueron sorprendidos por la caída de dos fantasmagóricas luces de origen desconocido en las inmediaciones de unos cerros cercanos. Una de ellas se perdió detrás de un pequeño monte, mientras que la otra se ubicó a los pies de una loma, sobrevolando el sector y realizando movimientos de acercamiento y alejamiento ante los desconcertados soldados.
Tras varios minutos de terror, el cabo Armando Valdés, que estaba a cargo del grupo, se separó de sus compañeros y caminó en dirección a la luz. Los conscriptos lo perdieron de vista durante 15 minutos, durante los que sus llamados y búsqueda resultaron infructuosos.
En un momento dado, escucharon la voz del suboficial pidiendo ayuda y vieron que se acercaba tambaleando. Lucía una espesa barba, pese a estar afeitado momentos antes, y el calendario de su reloj digital estaba adelantado cinco días.