Desde la primera infancia, nos enseñan primero a creer lo que nos dicen las autoridades, los padres, la mayoría, etc. y luego a razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de pensamiento es al revés. Lo primero es razonar, y luego creeremos en lo que nos ha parecido bien de lo que razonamos. Si usted no tiene libertad del pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor.
OF THE
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