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© DesconocidoAsí lo revela un estudio que analizó los datos entregados por la sonda europea Venus Express.
El planeta Venus, que giraba muy lentamente sobre sí mismo en los años '90, ralentizó su marcha aún más, ganando más de seis minutos por día, según un estudio.

La diferencia es muy pequeña, ya que la duración de un día en Venus equivale a 243 días terrestres.

Sin embargo, "ese desfase es importante a escala astronómica", según Pierre Drossart, del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS), que analizó los últimos datos facilitados por la sonda europea Venus Express.

El espectómetro VIRTIS embarcado a bordo de la sonda cartografió recientemente la superficie de Venus. Para su sorpresa, los científicos descubrieron un desfase entre sus mapas y los establecidos en los años '90 por el satélite estadounidense Magellan, con diferencias de hasta 20 kilómetros en algunos lugares.

"La interpretación de esta diferencia es que la propia duración del día ha debido de cambiar en los últimos 16 años", una diferencia estimada en 6,5 minutos terrestres por día venusiano, explica el Observatorio de París en un comunicado.

La razón más probable de esa variación es la interacción entre la superficie y la atmósfera de Venus.

Aunque Venus se parece a la Tierra por su masa y su tamaño, su atmósfera es mucho más densa, y su contacto con la superficie puede modificar su rotación en función de los vientos y las temperaturas.

Sin embargo, esta tendencia no significa necesariamente que a largo plazo Venus deje de girar o empiece incluso a girar en sentido inverso.

"Es difícil de decir con sólo dos medidas, pero los modelos teóricos llevan a pensar más bien que se trata de variaciones cíclicas. Si la atmósfera se acelera, el planeta se ralentiza, y viceversa. Puede haber oscilaciones tanto de un lado como del otro", apunta Pierre Drossart.