El Papa Francisco ha puesto fin a los «reinos de taifas» en el Vaticano unificando toda la actividad económica y administrativa en una nueva Secretaría de Economía bajo la autoridad del cardenal australiano George Pell, el mejor de los «managers» en el consejo de ocho cardenales que está ayudando al Santa Padre en la reforma de la Curia. El nuevo organismo aplicará un severo plan de austeridad.
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Junto a la unificación ejecutiva, la principal novedad es que el órgano supervisor será un Consejo de Economía formado por ocho cardenales y siete expertos laicos de distintos países, especializados profesionalmente en la materia, en régimen de paridad.

La solución aplicada por el Papa en tiempo record tiene muchas ventajas pues no sólo unifica la gestión administrativa sino que normaliza la participación de laicos - que conocen su profesión- en las estructuras más delicadas del Vaticano, las que controlan el dinero.

Su primera tarea será simplificar el organigrama. No solo para racionalizar y ahorrar, sino también para poner fin a las corruptelas creadas por una atomización de gestión en 230 entes separados.

El cardenal George Pell, que asume el cargo de prefecto de la Secretaria de Economía, tendrá como «número dos» a un Secretario General, que con toda seguridad será el sacerdote español Lucio Angel Vallejo Balda, y como principal colaborador a un Revisor General, que será nombrado por el Papa.

La nueva Secretaría se ocupará de la planificación financiera global, preparará los presupuestos de la Santa Sede y del Estado del Vaticano, revisará los balances, aprobará las compras y gestionará los recursos humanos, a los que se aplicará un severo plan de austeridad centrado en no renovar contratos y en no cubrir plazas que dejen libres las jubilaciones.

Lucha contra el blanqueo de dinero

La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) mantendrá su responsabilidad de «banco central» del Estado del Vaticano ante la Unión Europea, del mismo modo que la Autoridad de Información Financiera (AIF), conservará sus tareas de luchar contra el blanqueo de dinero y las actividades ilegales en estrecha colaboración con entidades similares de los demás países y bajo la autoridad del Consejo de Europa.

El Papa ha pedido al cardenal George Pell que comience su actividad cuanto antes, empezando por la elaboración de un estatuto detallado del nuevo organismo. En esta tarea, el cardenal Pell contará con la ayuda de la Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos (COSEA), formada por expertos internacionales bajo la presidencia del economista maltés Joseph Zahra, con experiencia de varios años como revisor internacional de cuentas de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede.

La unificación económica molestará a algunas personas y organismos demasiado celosos de su autonomía, pero traerá mucha más eficacia y grandes ahorros al Vaticano, al tiempo que reduce las corruptelas de una administración excesivamente atomizada.