Poroshenko
© Associated Press/Efrem Lukatsky
El lenguaje dual del presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, sobre el cese el fuego pactado en Minsk con los insurgentes del sureste hace pensar hoy que el acuerdo es solo la tregua de una guerra anunciada.

Interrogado por la BBC sobre la retirada de sus tropas según lo previsto en el plan propuesto por su par ruso, Vladimir Putin, el gobernante negó esa posibilidad.

"No estamos hablando de la retirada de nuestras tropas, porque ese es nuestro territorio, recalcó.

Tal afirmación entra en contradicción con lo informado a la prensa tras la firma de los acuerdos la víspera por la representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la suiza Heidi Tagliavini.

La mediadora dijo que en la reunión se acordó retirar el armamento pesado de la zona de conflicto, el canje de prisioneros "todos por todos" y la apertura de un corredor humanitario.

El propio Poroshenko reconoció en la orden al Estado Mayor General de que se acate la tregua, que se había logrado sobre la base del llamamiento de Putin a los rebeldes para que cesen las hostilidades.

Igualmente, enfatizó en que esperaba que los acuerdos, incluyendo el alto el fuego y la liberación de los rehenes, sean cumplidos estrictamente.

La propuesta del líder ruso incluye una retirada del armamento pesado hasta una distancia que no pueda alcanzar a los conglomerados civiles y la prohibición de los vuelos de la aviación sobre las zonas controladas por los milicianos.

Nuevamente Poroshenko fue contradictorio en una rueda de prensa en Newport junto al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, en la que insistió en la necesidad de controlar la frontera y "retirar a las tropas rusas", según el servicio de prensa presidencial.

Prometió hacer todo lo posible para lograr como objetivo principal la paz, pero agradeció a países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) la inminente entrega de "armas letales y no letales de alta precisión".

Seguidamente, ratificó el antagonismo que alimenta el conflicto cuando dijo en alusión a las Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y de Lugansk (RPL) que la independencia y la soberanía no se negocian y "se quedarán como están".

Por su parte, el primer ministro de la RPL, Igot Plotinski, aclaró que las RPD y RPL seguirán el curso de la independencia respecto a Ucrania aunque el cese del fuego es una medida obligada que se proponen cumplir.

En tanto, el viceprimer ministro de la RPD Andrei Purguín advirtió que los rebeldes se reservan el derecho de considerar anulado el alto el fuego ante la primera violación del compromiso por las tropas al servicio de Kiev.

Pese a que en medio de la campaña electoral de cara a los comicios parlamentarios de octubre Poroshenko necesita la paz para calmar las protestas en su contra de cientos de madres en Kiev, el optimismo sobre su durabilidad es moderado.

Los rebeldes dudan que todas las fuerzas que intervienen en la operación punitiva contra el sureste acaten la decisión del mandatario, quien no controla a las formaciones neonazis integradas a la Guardia Nacional.

Todo indica que el empresario chocolatero elegido presidente busca una distensión electoralista ante el fracaso de la operación militar y el éxito de la contraofensiva rebelde que ya causó 837 bajas mortales y tres mil 44 heridos a las Fuerzas Armadas. Ese desastre en el campo de operaciones provocó que en una reunión a puertas cerradas la Suprema Rada (Parlamento unicameral) creara una comisión temporal de investigación sobre el particular.

A todo lo anterior se suman denuncias de organismos internacionales sobre crímenes contra periodistas y el reconocimiento de que los bombardeos gubernamentales son los causantes de la tragedia humanitaria que sufre la población de Donetsk y Lugansk.

Será el propio Poroshenko quien deba confirmar que desea una paz duradera y no una tregua para recomponer fuerzas y reiniciar hostilidades tras las elecciones.

Un mal augurio ofreció el presidente estadounidense, Barack Obama, quien al referirse al cese el fuego pactado dijo estar "esperanzado pero escéptico" a la espera de una visita de Poroshenko a Washington el 16 de septiembre próximo.