Más de 95.000 menores no acompañados solicitaron asilo en Europa el año pasado, cuatro veces más que en 2014. Así se desprende de los datos recogidos en la Oficina de Periodismo de Investigación en la que analizaron las cifras de los 17 de los 29 países de la Unión Europa que quisieron colaborar. Así, España se negó a cooperar, mientras que Francia aseguró que publicaría sus datos a finales de año.

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la cifra de niños no acompañados que llegan a Europa es grandiosa

De esta manera, Suecia registró el mayor número de solicitudesde asilo de niños no acompañados durante el año pasado: 35.369. Por su parte, Alemania tuvo 14.439 solicitudes mientras que 9.331 fueron de Austria y 8.804 de Hungría.

Es el caso de Hamid, un niño de 12 años que acudió solo al centro de refugiados en Malmö, Suecia, a finales del año pasado.

El chico, afgano, viajaba con su madre y sus cuatro hermanos cuando se vio en medio de un tiroteo en la frontera de Turquía e Irán. Hamid corrió para salvar la vida, pero nunca más pudo encontrar a su familia.

"Antes de perder mi madre nos dijo que íbamos a ir a Suecia, cuando los perdí pensé que habrían llegado a Suecia, por lo que también vine", explica el pequeño.

Perdido y solo decidió seguir a otros viajeros. Fue detenido en un campamento en Alemania, pero se escapó y siguió su camino, llegando finalmente a Malmö, una pequeña ciudad en la frontera sueco-danesa. Allí, espera que una familia de acogida se haga cargo de él.

El trato que reciben depende del país

La UE tiene normas que regulan cómo deben actuar los países miembro al recibir la petición de asilo de un menor no acompañado. Sin embargo, son los propios estados los que deciden cómo implementar estas medidas, lo que provoca que el trato que reciben estos niños sea completamente diferente en función del territorio.

De esta forma, una de las mayores diferencias entre países se encuentra a la hora de evaluar la verdadera edad de los chavales que llegan. La mayoría de los países ofrecen mejores niveles de atención a los niños, por lo que hay muchos jóvenes que apenas superan los 18 años que intentan hacerse pasar por chicos de 17 para acceder a un sistema de protección mayor.
Así, en países como Austria y Alemania, las evaluaciones incluyen pruebas que miden el desarrollo genital de los solicitantes, mientras que en Francia, Dinamarca e Italia, los médicos hacen radiografías de los dientes o las muñecas de los niños para tratar de establecer la edad a través de su densidad ósea.
A pesar de ello, estos métodos son controvertidos. Muchos organismos como Le Haut Conseil de Salud Pública, el departamento de Salud de Francia, han puesto en duda la validez de los rayos X para determinar la edad y consideran la prueba poco ética debido a su escasa fiabilidad.

Todo ello ha provocado que estas pruebas hayan sido rechazadas países como Reino Unido y Suecia. En Reino Unido, por ejemplo, los trabajadores sociales hacen a los niños una serie de preguntas acerca de los cambios físicos que han experimentado a lo largo de los años para tratar de establecer su edad.

Solo Reino Unido y Suecia hacen un seguimiento de estos menores

Con respeto a los diferentes Estados, solo Reino Unido y Suecia hacen un seguimiento de estos menores a lo largo de los años.

Suecia ha sido tradicionalmente el más generoso en cuanto a la concesión de asilo a los niños. De las 4.660 peticiones el año pasado, 3.076 de ellos recibieron el permiso de residencia, es decir, una tasa de éxito del 66%. En Reino Unido, la tasa de éxito de asilo fue del 23%.

Por otro lado, en los últimos siete años, en Suecia han regresado solo 224 niños a sus países de origen al alcanzar la mayoría de edad, mientras que en más de nueve años en Reino Unido han regresado 2.675.

Tráfico de órganos y prostitución, el destino de los niños desaparecidos en Europa (1)

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La vulnerabilidad de los niños refugiados no acompañados
La comisaria para los Derechos del Niño en Reino Unido, Anne Longfield, ha advertido que al menos 129 menores de los campos de refugiados de Calais se encuentran ahora mismo en situación de "desaparecidos". Ya a principios de año, Europol alertó de que desde que comenzó la llamada crisis de los refugiados se ha perdido la pista de unos10.000 niños nada más llegar a Europa.
Muchos se preguntan cómo es posible que miles de pequeños desaparezcan sin dejar rastro. ¿ Dónde están? ¿Quién se los lleva? Y, sobre todo, ¿qué les ha pasado?
Fuentes de Europol confirman a la informacion.com que se ha notado un incremento de la actividad de las mafias criminales de Europa del este, muchas con estructuras consolidadas en Hungría, Alemania, Italia y Suecia.

Vendidos por conocidos a 200 euros

Los niños, comentan estas fuentes, implican pocos riesgos porque son fáciles de mover y de retener, y a la vez están muy cotizados por las redes criminales ya que obtienen un gran beneficio económico por ellos.

Suelen secuestrarlos en pequeños grupos, de dos o tres como mucho, para no levantar sospechas. Aprovechan un descuido de los padres, aunque cada vez es más frecuente que alguien del entorno acceda a entregarlos por una pequeña cantidad de dinero que, a menudo, no supera los 200 euros. Suelen rondar zonas como parques, campos de refugiados, estaciones o pueblos fronterizos.

Una vez tienen a los niños, les asignan un pasaporte falso y amenazan a los pequeños para que permanezcan en silencio e, incluso, afirmen que son familiares directos de los criminales en caso de ser detenidos por la Policía.

Dedicados a la explotación sexual y a la esclavitud

Cuando llegan al punto de destino su situación se vuelve lamentable. Suelen estar en pisos aislados, a menudo en sótanos, sin apenas comida y en condiciones completamente insalubres, hasta que se decide su destino final.

Muchas de las niñas son forzadas a prostituirse o a trabajar en condiciones de esclavitud. También se utiliza a los pequeños para mendigar o para la comisión de delitos, ya que por su por su edad eluden en muchos países las penas de privación de libertad.

Así, por ejemplo, la ONG Business & Human Rights Resource Centre, denunció que varias compañías textiles en fábricas de Turquía están utilizando a los niños refugiados como mano de obra barata.

230 mil euros por un riñón

Sin embargo, cada vez más, reconocen estas fuentes Europol, podrían estar cayendo en redes de tráfico de órganos. Miles de personas en el mundo necesitan órganos cada día y hay pocos donantes.

Las mafias secuestran a estos niños y les hacen pruebas de compatibilidad en clínicas ilegales, muchas veces montadas en naves industriales abandonadas.

Una vez que se demuestran que su órgano podría valer, comienza la negociación. Estas mismas fuentes explican que un riñón puede alcanzar un riñón es de 230.000 euros o que un hígado se paga a 133.000 euros.

Por ello, numerosas ONG están lanzando proyectos para proteger a los menores y garantizar que, al menos en territorio europeo, no caen en manos de redes criminales.

(1) Tráfico de órganos y prostitución, el destino de los niños desaparecidos en Europa