Esos lugares en los que conseguir pokéballs e items gratis en el juego no están puestos ahí por casualidad. Todo parte de la base de datos Ingress, un juego de la compañía desarrolladora de Pokémon Go que ya usaba la realidad aumentada.
Pokémon Go
Después del "boom" no ha llegado la calma. Pokémon Go sigue siendo un fenómeno, tanto a nivel social como digital entre el público. Si sumamos las descargas en Android e iOS, el videojuego ya ha sido instalado más de 75 millones de veces y ostenta el récord de descargas en Android en un fin de semana (50 millones). La gente pasa más tiempo en el universo Pokémon que en WhatsApp, lo usa más que Spotify o Netflix y cuenta con más usuarios activos que Candy Crush, Tinder o Clash of Clans, entre otros.

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¿Pero qué tiene Pokémon Go que a todos enamora? Quizá sea la esencia de principios de los 2000, el color amarillo de Pikachu o la firme convicción de hacernos con todos de una vez. Aunque probablemente tenga más que ver con el aliciente de dar vueltas por la calle y ver la panadería de la esquina o el cine de tu barrio convertido en una Pokeparada. El caso es que no lo sabemos, pero el juego está arrasando a niveles de anuncios de macroquedadas para cazar Pokémon en mitad de la ciudad.

Quizá la característica más novedosa sea esa que conjuga la realidad aumentada con el videojuego. Gracias a la función de geolocalización del teléfono, el jugador se sitúa en un entorno virtual en el que los Pokémon aparecen y desaparecen a su alrededor y las Pokeparadas se ubican en lugares reales y cotidianos, algunas veces, incluso, en monumentos o puntos emblemáticos de su ciudad. Pero ¿cómo sabe Nintendo que un grafiti de Ze Carrión está donde está? ¿Cómo convierte en Pokeparada un cierre de Dingo en Malasaña o una frase tan incendiaria como "Aborto no, pedofilia sí"?

Todo empezó en 2010

Lo cierto es que, como ya explicamos, Pokémon Go no es únicamente de Nintendo, y es que la compañía japonesa tan solo posee un tercio del videojuego. El 66% restante se divide entre Pokémon Company International y Niantic Labs. La culpa de que las Pokeparadas sean tan pronto un grafiti como una tienda de ropa o una estatua la tiene esta última empresa.

Niantic Labs empezó siendo de Google, pero en octubre del año pasado soltó el brazo de Sergéi Brinn y Larry Page y se convirtió en una startup independiente. Entre sus miembros aún quedan algunos exingenieros que participaron en la creación de Maps y Earth, así que no es de extrañar que Pokémon Go se parezca ligeramente a esas apps. La compañía fue fundada en 2010 y solo dos años después ya estaba lanzando al mercado su primer juego de realidad aumentada: Ingress.

Aunque al principio solo se podía jugar por invitación, no tardó en abrirse al público. Ingress presentaba un mundo real a través de las funciones de geolocalización del smartphone en el que había que abrir y hackear portales del bando contrario ubicados en emplazamientos determinados de la ciudad. Ganaba el equipo que más campos de fuerza generase.
El videojuego Ingress
El videojuego Ingress
Portales convertidos en Pokeparadas

Los portales de Ingress son las Pokeparadas de Pokémon Go. No todos, pero sí la mayoría. Durante la fase beta del juego, allá por 2012, Niantic Labs creó una base de datos de portales en función de la geolocalización de Google Photos. Y no solo eso: los desarrolladores también dieron la opción a los usuarios de subir las zonas que ellos considerasen interesantes para el devenir del juego.

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Fue un éxito. Los jugadores de Ingress se lanzaron a tomar fotografías de sus puntos de interés y más de 15 millones de fotografías llegaron a la sede de Niantic Labs en San Francisco. La compañía puso dos requisitos: que la instantánea se hiciese con el GPS encendido y que después se les notificase por correo dónde había sido tomada. Al final, "solo" pasaron el corte algo más de 5 millones, la piedra angular que ha erigido las Pokeparadas, tres años después, de Pokémon Go.

¿Cualquier lugar es bueno?

No ha faltado la polémica. Sabemos que Nintendo ha elegido qué lugares son gimnasios y cuales son Pokeparadas en función de su popularidad en Ingress. Pero algunos tuiteros, como el periodista de El País Javier Salas, se mostraban sorprendidos porque la compañía japonesa haya incluido un monumento a Franco como lugar en el que obtener pokéballs y pociones gratis.

En Japón, las autoridades ya han pedido que se elimine como Pokeparada el memorial a las víctimas de Hiroshima. En Polonia, el museo de Auschwitz pidió que se suprimiese el enclave como lugar de visita para los entrenadores Pokémon y en varios puntos de EEUU y Australia, las autoridades han tenido que poner carteles en la puerta de varias comisarías prohibiendo el paso a los jugadores.

Y es que las Pokeparadas son un negocio. El director ejecutivo de Niantic, John Hanke, reconocía hace unas semanas al Financial Times que "junto a los pagos en la aplicación, hay un segundo componente de nuestro modelo de negocio que es este concepto de sitios patrocinados que nos pagan para ser lugares dentro del tablero de juego virtual".

Un pizzero de Nueva York confesó que, desde que su pizzería estaba considerada como Pokeparada, había aumentado sus ingresos en un 75%. Y McDonalds ya está negociando con Nintendo en Japón para convertirse en la primera marca que incluye sus cerca de 2.900 restaurantes en el juego.