Los datos tanto de la región de Madrid como de un sitio tan distante como Estados Unidos lo dejan patente, cada vez se aplican más dosis de la vacuna de la gripe pero sigue sumando la cifra de afectados por la enfermedad. Y los trabajos realizados muestran que la mortalidad por ello no baja. Cabe plantearse entonces si será que la vacuna de la gripe es ineficaz.
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Esta semana, a pesar de haberse producido la cifra más alta de vacunación de gripe en la Comunidad de Madrid, 1,1 millón de personas inmunizadas, también se ha alcanzado el dato más alto de casos en los últimos cuatro años: 309,7 por cada 100.000 habitantes. Así lo recoge el informe semanal de la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad.

Urgencias colapsadas, profesionales sanitarios saturados, expansión del miedo al relacionarse el asunto con el del coronavirus (causa mucha mayor mortalidad cada año el virus de la gripe que el ya famoso coronavirus procedente de China). Esa es la consecuencia pero claro aquí lo que cabe preguntarse es por la eficacia de la vacuna de la gripe ¿verdad?

Las enfermedades infecciosas representan una pequeña proporción de la mortalidad general de los Estados Unidos. Pero desde 1980 hasta 2014 la gripe o la neumonía asociada a la misma representaron aproximadamente el 40% de la mortalidad por enfermedades infecciosas.

Y al tiempo, la vacuna de la gripe lleva años aplicándose allí sin ningún impacto beneficioso en la mortalidad. Y no será por falta de dosis pues sin ir más lejos en la campaña 2018-19 se han puesto en USA casi 170.000.000 de vacunas de la gripe.

Con los datos de los CDC (Centros de Control y la Prevención de Enfermedades) en la mano, cada año se distribuyen más dosis de esta vacuna pero la gripe sigue siendo mortal. Pero entonces ¿qué hay de la eficacia de la vacuna de la gripe? Es llamativo que los estudios que comentan los CDC sobre la eficacia de dicho fármaco sólo hacen referencia a estudios observacionales (escribamos que son de menor calidad metodológica) porque los ensayos clínicos aleatorizados (por explicarlo de manera sencilla, los de mayor calidad y dificultad) no les parecen éticos al dejar al grupo placebo en «riesgo de padecer graves complicaciones derivadas de la gripe«.

Es que resulta llamativo que no sea ético ensayar con corrección una vacuna que muestra datos de dudosa efectividad en USA (como escribo, cada año se ponen más dosis y pero siguen sin cambios destacados en la mortalidad). Si no hay datos observacionales de efectividad ¿a qué esperan las administraciones -porque es obvio que a los laboratorios no les interesa- para diseñar ensayos clínicos que confirmen los datos observacionales?

También es curioso que casi la mitad de la población con más posibilidades de que una gripe se les agrave y pueda ser incluso letal, los mayores de 65 años, no se pone la vacuna. Las coberturas vacunales en dicho grupo de población son cada vez menores (54,2% en España en 2018-19 cuando en 2009-10, año en que estalló el escándalo de la falsa pandemia de gripe A, estaba en 65,7). Quizá sea esto porque dicho grupo es el que más experiencia tiene con esta vacuna y nota su falta de eficacia.