Traducido por el equipo de SOTT.net

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La empatía es la facultad de resonar con los sentimientos de los demás. Cuando nos encontramos con alguien alegre, sonreímos. Cuando presenciamos a alguien que sufre, sufrimos en resonancia con su sufrimiento. La neurociencia ha demostrado que se activan zonas similares del cerebro tanto en la persona que sufre como en la que siente empatía. Así pues, el sufrimiento empático es una verdadera experiencia de sufrimiento.

Cuando algunos cuidadores empáticos están expuestos al sufrimiento de otros día tras día, su participación continua en este sufrimiento puede llegar a ser abrumadora y provocar agotamiento. Otros cuidadores pueden reaccionar cerrando su sentimiento empático y corriendo una cortina emocional entre ellos y sus pacientes. Ambas reacciones distan mucho de ser óptimas.

¿Podrían el entrenamiento mental y la meditación sobre el amor altruista y la compasión servir de antídoto contra el agotamiento? Un ejemplo de ello es el cuidador que muestra de forma natural una bondad y calidez desbordantes hacia sus pacientes y no experimenta ningún agotamiento.

Meditadores budistas experimentados han informado de que cuando se centraban durante algún tiempo en lo que denominaban "empatía aislada" (visualizar el intenso sufrimiento que afectaba a otra persona y resonar empáticamente con ese sufrimiento) sin permitir que la compasión y el amor altruista crecieran en sus mentes, pronto experimentaban agotamiento.

Sin embargo, cuando añadían un poderoso sentimiento de amor incondicional y compasión, los aspectos negativos y angustiosos de la empatía desaparecían y eran sustituidos por el coraje compasivo y la determinación de hacer todo lo posible para aliviar el sufrimiento ajeno .Por tanto, parece que no existe la "fatiga por compasión", como se suele llamar al agotamiento, sino sólo una "fatiga por empatía" que puede remediarse cultivando la compasión.

La neurocientífica Tania Singer, en colaboración con meditadores de este tipo, planea formar a los cuidadores en el cultivo de la bondad amorosa de una forma secular basada en técnicas budistas. Esto permitiría a cuidadores, enfermeros y médicos seguir ofreciendo servicios altruistas a quienes sufren dolor sin sufrir ellos mismos angustia empática.