En las diferentes intervenciones que he tenido en los medios de comunicación sobre el conflicto ruso-ucraniano desatado a partir de 2014 me ha tocado pelear dialécticamente con algunos periodistas y expertos por introducir contexto y explicar los orígenes del conflicto en sus diferentes dimensiones, cuando he logrado abrir brecha en el habitual discurso atlantista ha sido gracias al empeño y facilidades que me han ofrecido periodistas que estaban dispuestas a dar a sus televidente o radio oyentes una visión más completa de lo que estaba sucediendo.
© Mstyslav Chernov/UnframeProtesta del Maidán en Kiev el 18-02-2014
Esto cuando fue posible era en programas de información que conducen mujeres y que son en euskara; en cambio, en los medios de comunicación en castellano la militarización de los profesionales del periodismo es más acusada y los márgenes para libertad de información respecto a la política internacional se estrechan de forma dramática, a veces por órdenes de arriba, otras por ser los periodistas las primeras víctimas de la propaganda imperante en Occidente y, en muchas otras ocasiones, porque siguen la corriente del río para evitar meterse en problemas.
Uno de los elementos de la crisis ucraniana que ha sido especialmente utilizado para justificar el Golpe de Estado de febrero de 2014 fue la masacre del Maidán. La mayoría de los medios de comunicación occidentales se recreaban en aquel acontecimiento sin ánimo de saber realmente que ocurrió. No es sorprendente, ya que la mayoría de los periodistas en política internacional se dedican a hacer reporterismo de propaganda reescribiendo los comunicados de los gobiernos y organizaciones occidentales. Así, hablando de Ucrania, por ejemplo, hay nula voluntad de investigación de lo que pasó con las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania en marzo-abril de 2022, las voladuras del Nord Stream o la masacre del Maidán del 2014. Esta última, además, genera muchos problemas, ya que se construyó todo un relato idealizado para justificar un Golpe de Estado y forzar un viraje atlantista en Ucrania, que se repite a la mínima que haya ocasión para justificar lo que sin duda fue uno de los principales desencadenantes de lo que nos trae hasta la invasión rusa de Ucrania y la guerra en curso.
Tanta idealización, sin embargo, contrasta con la poca o nula atención que pusieron los medios de comunicación internacionales en las investigaciones sobre la masacre del Maidán y el juicio que se estaba realizando en Kiev. El interés estaba bajo cero y, claro, cuando el pasado mes de octubre se
publicó la sentencia de los tribunales ucranianos en medio de la guerra y con innumerables presiones para que los magistrados no hundiesen el prestigio y la credibilidad del relato idealizado, la noticia no estaba en los medios de comunicación internacionales.
No es de extrañar la ausencia de reacción por parte de los medios de comunicación como tampoco lo es el contenido de la sentencia. El veredicto del juicio confirma que muchos manifestantes no fueron masacrados por las fuerzas del orden, sino por francotiradores en lugares controlados por los opositores del Maidán, además, subraya que no había francotiradores rusos y que no hubo órdenes de masacre por parte del Presidente ni sus ministros.
Era extremadamente irracional desde una perspectiva de costo-beneficio por parte del Presidente Yanukóvich y su gobierno masacrar tanto a manifestantes como a policías, sin embargo, sí que lo era de interés propio racional para algunos líderes de extrema derecha y de oligarcas opositores.
La situación se descontroló los días 18 y 19 de febrero de 2014, aunque la policía tomo muchas posiciones en el Maidán y parecía que en el siguiente ataque podría tomar bajo control prácticamente toda la plaza dando por finalizada la protesta en Kiev. Es entonces cuando el 20 de febrero unos francotiradores desconocidos disparan contra manifestantes y policías produciendo decenas de víctimas. Automáticamente la oposición, los medios de comunicación y Occidente culparon a Yanukóvich y su gobierno del uso de francotiradores. Otras fuentes de información, en cambio, con una aproximación más pericial del análisis de las imágenes y el origen de los disparos, decían lo contrario.
Posteriormente tuvimos acceso a la
conversación entre Catherine Ashton y el ministro de exteriores de Estonia Urmas Paet. Este último tras visitar Kiev dijo claramente que por los testimonios e indicios todo apuntaba a que los francotiradores eran miembros de la oposición y que el nuevo gobierno se negaba a investigar los sucesos.
Con el paso del tiempo esta versión no ha parado de reforzarse con un sinfín de pruebas. Era normal, toda vez que la masacre se desarrolló en un espacio relativamente reducido y con una infinidad de dispositivos audiovisuales grabando y fotografiando los acontecimientos. De ahí que los que trataban de explicar lo ocurrido como un complot para facilitar el Golpe de Estado vieran constantemente reforzados sus argumentos con las pruebas que se iban obteniendo.
La versión que se extendió los días de la masacre continúo desmontándose según avanzaban los años. Por ello, desde las posiciones que se defendía una versión cercana a la que se popularizó aquellos días, además, de seguir dando pábulo a la posibilidad de que los francotiradores fueran enviados por Rusia, no se sabe muy bien cómo podrían haberse infiltrado en las posiciones controladas por la oposición, también se empezaba hablar de la presencia de francotiradores entre los activistas del Maidán, en este caso, para atacar solo a los policías. Ejemplo de ello es Ivan Bubenchik que, en 2016, afirmó en un documental y
entrevista haber disparado a policías el día 20 de febrero de 2014.
En 2017 las cosas se ponían aún más complicadas para la primera versión de la masacre del Maidán. Ex militares georgianos declaraban en documentales de televisión estadounidenses,
italianos e israelíes y medios de comunicación macedonios y rusos que ellos habían participado en la masacre y que habían sido contratados para ello bajo la dirección de un ex militar estadounidense. Fuese o no cierto lo que declararon, finalmente, el juicio sobre la masacre admitió sus testimonios
como evidencias a finales de 2021.
Una recopilación y sistematización metódica sobre la información de la masacre del Maidán es la que ha realizado el politólogo Dr. Ivan Katchanovski (su tesis fue dirigida Por Lipset), profesor de la Universidad de Ottawa (Canadá) de origen ucraniano (Occidental), que, además, de sus
papers tiene una
serie de vídeos donde recopila todo tipo de pruebas, imágenes y testimonios del juicio que indican claramente el origen de los francotiradores desde posiciones bajo control del Maidán y con la implicación de la ultraderecha.
El estudio de Katchanovski examina las evidencias de la causa penal y las investigaciones gubernamentales sobre la masacre de Maidán que incluyen en el análisis de varios cientos de horas de grabaciones de video de los juicios por la masacre e información sobre las investigaciones de esta en más de 2500 decisiones judiciales. Examina los testimonios de manifestantes heridos, familiares de los manifestantes asesinados, testigos de la acusación y la defensa, y altos funcionarios del gobierno de Yanukóvich recogidos durante el juicio o en investigaciones judiciales. Además, examina los resultados de balística y de los informes forenses, así como los videos y fotos de la masacre del Maidán que se hicieron públicos durante el juicio. Incluye varios apéndices que contienen testimonios de manifestantes heridos y testigos sobre francotiradores y el análisis de contenido de segmentos sincronizados de videos y grabaciones de televisión estadounidenses, belgas, bielorrusas, británicas, finlandesas, francesas, holandesas, alemanas, polacas, rusas, españolas y ucranianas.
El resultado de toda la investigación es que los policías asesinados y heridos y como mínimo la gran mayoría de los 49 manifestantes muertos y 157 heridos del Maidán fueron atacados el 20 de febrero de 2014 por francotiradores en edificios y áreas controladas por activistas del Maidán. La sentencia, con sus limitaciones,
corrobora muchos de los hallazgos del profesor Katchanovski, por eso sabemos que aquí no acabará su recorrido.
El Estado ucraniano y Occidente se juega mucho en esto y denlo por seguro que, si una instancia superior modifica los elementos más peligrosos del veredicto para la narrativa occidental, la noticia estará en los medios, sin importarles investigar las evidencias, sin importarles que se ve en los vídeos, cuáles eran los testimonios de las víctimas y los acusados, que informes periciales hay y que otras pruebas relevantes se han presentado para saber que pasó en febrero de 2014 en la plaza del Maidán. La triste realidad es que en política internacional para las mayoría de los medios de comunicación occidentales la verdad no importa, solo construir y/o contribuir al relato del bando al que sirven.
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