
La actividad registrada desde 2021 evidencia el despertar tras 800 años de una larga falla que ha permitido que el magma fluya hacia arriba, según los vulcanólogos.
El 10 de noviembre, un flujo de magma formó una fisura, llamada "dique", de 15 kilómetros de largo y cuatro de profundidad, con solo unos metros de ancho.
El magma fluyó a un caudal de 7.400 metros cúbicos por segundo, "un ritmo nunca antes registrado", indicó Freysteinn Sigmundsson, investigador del Centro de vulcanología nórdica de la Universidad de Islandia y primer autor del estudio.

Desde el 18 de diciembre, esta región cercana al círculo polar ártico y actualmente sumida en una noche casi constante ha registrado tres erupciones.
La del jueves tuvo lugar a unos cinco kilómetros al norte de Grindavik, precisó una portavoz del servicio de protección civil, Hjördus Gudmundsdóttir.

"A las 05H30 (locales y GMT) de la mañana, un pequeño sismo empezó a intensificarse al noreste de Sýlingarfell. Unos 30 minutos más tarde, una erupción comenzó en la misma zona", dijo la oficina meteorológica islandesa (IMO).
"Según los primeros informes procedente del vuelo de vigilancia de los guardacostas, la erupción ocurrió en la misma zona que la del 18 de diciembre", afirmó este servicio.
Kristín Jónsdóttir, sismóloga de la IMO interrogada por la radio pública islandesa (Ruv), indicó que la zona en la que se produjo la erupción es bastante favorable y no hay infraestructuras amenazadas.

Con 33 sistemas activos, este país de fuego y hielo es la zona más volcánica de Europa.
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