OF THE
TIMES
En 1950, una chica de 19 años abandonó la elitista Universidad Smith, en Massachusetts, para unirse a su familia en una expedición que cambiaría sus vidas. Animada por el deseo de su padre por conocer lugares inexplorados, la familia se dirigió al desierto del Kalahari en busca de campesinos que vivieran bajo las "viejas formas" como cazadores-recolectores. La chica, Elizabeth Marshall Thomas, lo celebra en su libro del año 1959, La gente inofensiva, que se convirtió en un clásico popular de la antropología. Casi 50 años después, el último libro de Marshall Thomas La antigua forma revive la historia - y descubre que el destino de los campesinos es más complejo de lo que parece.
Marshall Thomas regresó a su curso de Inglés en la Universidad Smith, Massachusetts...
El entrevistador pregunta a Marshall Thomas: Los habitantes del oeste lloran la pérdida de esta sociedad cazadora-recolectora, pero tu tomas un punto de vista muy diferente...
Marshall Thomas responde: Si, para mi viven un tanto de la misma manera, pero con una economía diferente. La idea de ayudar a los tuyos sigue presente. Esto es lo que mantuvo viva a la raza humana durante más de 150,000 años.
Los cazadores-recolectores dijeron a los antropólogos que no se definen a si mismos por cómo consiguen alimento, sino por cómo se relacionan unos con otros. Nosotros vimos eso. Intentaban mantener los celos al mínimo, con nadie más importante o dueño de más cosas que cualquier otro. Se entregan las cosas en lugar de guardárselas. Quieren que los demás tengan buenos sentimientos respecto a uno.
P: ¿De eso se trata la "antigua forma" del título de tu libro?
R: Si.
Hubo una época cuando el campo de juego estaba nivelado y todas las especies vivían de esta forma. La forma en que la gente y sus animales domésticos viven ahora es profundamente diferente. [...]
P: ¿Qué dices de las acusaciones de ciertos académicos sobre que tu escritura es demasiado sentimental?
R: Mi madre Lorna también escribió de la cultura campesina y ambas fuimos acusadas de sobre enfatizar la falta de violencia en la cultura campesina, pero nosotros informamos lo que vimos. En los grupos de campesinos que visitamos, observamos que había mucho énfasis en la cooperación y en evitar los celos. La razón era que la vida era muy marginal y una forma de atravesarla era tener a otros que te ayudaran cuando lo necesitaras. Todo en su cultura estaba orientado de esta manera. Entonces no es que tuvieran una "dulzura" natural, nunca dije que la tuvieran. Son como todos los demás. Lo que han hecho es reconocer el mal que una persona puede hacerle a otra y ponerle un límite a eso.
"Si eso se repitiera en algún otro lugar del planeta, las multinacionales van a tener límites", cree el periodista y escritor Modesto Emilio Guerrero.
"La multinacional no va a estar dispuesta a pagar o a aceptar la doctrina de la resolución, pero no le quedará otro camino que pagarla o que asumirla".
Comentario:
(Partes 11 y 12 en inglés)
El manuscrito original de esta obra fue arrojado al fuego minutos antes de una redada por parte de la policía secreta en la Polonia comunista.
La segunda copia, escrita nuevamente con mucho esfuerzo por científicos que trabajaron en condiciones intolerantes de violencia y represión, fue enviada por correo al Vaticano. Nunca se acusó recibo, y el manuscrito y todos los datos valiosos que contenía se extraviaron.
En 1984, Andrzej Łobaczewski, el último sobreviviente entre los investigadores a cargo de este estudio, redactó la tercera y última copia con todo lo que pudo recordar. Zbigniew Brzezinski obstaculizó su publicación.
Tras medio siglo de censura, este libro está finalmente disponible.
La ponerología política sorprende por sus sobrias descripciones clínicas sobre la verdadera naturaleza del mal. Es emocionante en los párrafos literarios que reflejan el inmenso sufrimiento del cual fueron víctimas los investigadores que se vieron infectados o destruidos a causa de la enfermedad que estaban estudiando.
Tenemos la esperanza de que esta traducción alcance el corazón del mundo hispanohablante, que sufre a causa de los fenómenos patológicos descritos en este libro, y lo ayude a liberarse del mal que lo acecha del mismo modo que al resto del mundo. Esperamos también que el esfuerzo gigantesco y todo el sufrimiento por el que tuvo que pasar Andrzej M. Łobaczewski no sean en vano.