Brennan en la víspera del primer aniversario de la matanza por parte de EE. UU. del líder de Al Qaeda Osama Bin Laden en una redada en Pakistán, y en el marco de su discurso sobre la lucha antiterrorista, aseveró que el programa de drones que practica el Gobierno norteamericano, es "legal, ético, justo y proporcionado a la hora de salvar vidas estadounidenses".
"No hay nada en la ley internacional que nos prohíba la utilización de la fuerza letal en campos de batalla o el uso de drones", enfatizó el consejero presidencial, añadiendo que el fiscal general Eric Holder ya avaló le legalidad de estos ataques.
Esta es la primera vez que un alto funcionario reconoce y detalla la práctica, hasta ahora encubierta, de ataques con drones contra Al Qaeda.
El mundo entero bajo peligro
Estas declaraciones provenientes de la Casa Blanca no tardaron en recibir una oleada de críticas a nivel mundial por parte de los defensores de derechos humanos, que afirman que EE. UU. busca mayor libertad para atacar con drones a supuestos terroristas por todo el mundo, sin requisito de confirmar la identidad de los bombardeados.
"El programa en sí no es sólo ilegal, sino terriblemente peligroso, debido a que todo el planeta se caracteriza como un campo de batalla", advirtió Hina Shamsi, directora del proyecto de seguridad de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).
El Pentágono ha empleado ampliamente aeronaves no tripuladas desde la guerra de Kosovo y han sido las armas preferidas en sus operaciones en Irak, Afganistán, Pakistán y otros países con presencia estadounidense.
No obstante, los ataques realizados con el uso de drones a veces resultan en errores trágicos. Según cálculos, el 30% de las víctimas de los ataques con aviones no tripulados son civiles. Esas víctimas 'colaterales' se han convertido en la piedra en el zapato de las relaciones entre EE. UU. y su aliado Pakistán.
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