Parlamento griego
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Había pocas dudas de que el Gobierno ganaría la moción de confianza, luego de un acalorado debate de tres días en el que se comprometió a recuperar la confianza de los prestamistas internacionales. Los 179 diputados de la coalición oficialista la apoyaron en el Parlamento de 300 miembros.

Después de exigir una larga lista de cambios al más reciente paquete de rescate de Grecia cuando asumió el poder el mes pasado, la coalición de tres partidos ha adoptado un tono más conciliador en los últimos días mientras enfrenta la posibilidad de quedarse sin dinero si no recibe más ayuda. Ha prometido que seguirá adelante con las privatizaciones y las largamente discutidas reformas estructurales, diciendo que esos son los primeros pasos para recuperar la credibilidad de los prestamistas.

"No queremos cambiar los objetivos del rescate, sino aquello que está provocando recesión y evitando que alcancemos esas metas", afirmó el primer ministro Antonis Samaras en un discurso antes de la moción de confianza. "Hemos estado diciendo lo mismo reiteradamente todo el tiempo, la única manera de evitar la bancarrota y una salida del euro es a través del crecimiento y la inversión", agregó.

El ministro de Finanzas Yannis Stournaras sostiene que ya ha sido advertido por funcionarios de los prestamistas que visitaron el país que enfrentará un difícil momento el lunes en la reunión de ministros de Economía del Eurogrupo. Él ha intentado disminuir las expectativas de Grecia de una rápida modificación a los duros términos de las medidas de austeridad incluidas en el rescate.

El Gobierno de Samaras, que tuvo un difícil comienzo cuando tanto él como su primer elegido para la cartera de finanzas enfrentaron problemas médicos, tendrá que equilibrar las duras demandas del exterior y domésticas. Enfrentando la profunda ira contra los recortes a los salarios y a los gastos incluidos dentro del rescate de 130.000 millones de euros y una envalentonada oposición izquierdista esperando a un costado, el primer ministro ha prometido a los votantes que los duros términos del rescate serán suavizados.

Pero con Grecia enfrentando la bancarrota dentro de semanas si no recibe el próximo tramo de ayuda, el Gobierno deberá entonar una canción diferente en el extranjero, prometiendo que el país se apegará al camino de austeridad recetado con la esperanza de convencer a los prestamistas de que merece más tiempo, dinero y flexibilidad.

Stournaras buscó aliviar algunas de las preocupaciones de la llamada "troika", integrada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, con la promesa de reiniciar un estancado plan de privatizaciones e implementar reformas estructurales. Es poco probable que los oficiales de la troika, quienes concluían una visita a Atenas el domingo al reunirse con funcionarios del Gobierno, se sorprendan hasta que vean pruebas del compromiso de Grecia con las reformas.

Los funcionarios de alto rango de la troika deben regresar cerca de fin de mes para discusiones más sustanciales sobre el lento progreso de Grecia para conseguir sus metas, antes de decidir si desembolsarán el próximo tramo de ayuda. Atenas ha reconocido que está atrasada frente a sus compromisos para recibir el rescate, lo que atribuye a una recesión peor a lo anticipado y a dos meses de un limbo político debido a la repetición de las elecciones de mayo en junio.