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© Cienciados
Tod@s habremos oído alguna vez, en alguna película o directamente de un familiar o conocido, esa frase de "he visto la luz al final del túnel". La parte positiva de la frase es que, si te la dicen, es que el individuo en cuestión sigue con nosotros. La parte "mala" es que seguimos sin saber porque se produce esta ¿alucinación? De momento solo podemos hablar de hipótesis, y hoy os traemos una nueva: hiperactividad cerebral.

Supuestamente, cuando estamos a punto de abrazar la muerte, nuestro cerebro debería descender su actividad, ¿no? Pues parece ser que no, y en eso se basa la nueva hipótesis sobre las experiencias cercanas a la muerte. Para que os hagáis una idea, hasta el 20% de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio y han sobrevivido para contarlo afirman haber tenido visiones sobre esta "luz al final del túnel", y puede que el asunto no sea tan extraño, pues nuestro cerebro es capaz de generar estados internos de consciencia durante el sueño, cuando sufrimos alguna alucinación, o en medio de una meditación. Y lo más curioso de todo es que dichas percepciones y visiones se producen en todas las culturas y religiones del mundo, no es algo propio de un grupo étnico en si.

Así pues, los científicos se han puesto manos a la obra y hace poco han publicado un estudio en Proceedings of the National Academy of Sciences. En dicho estudio, los investigadores de la Universidad de Michigan (en EE.UU.) han analizado los electroencefalogramas de ratas en tres estados: vigilia, bajo anestesia general y tras un infarto de miocardio.

Así lo explica la Dra. Jimo Borjigin, principal autora del estudio, de la Universidad de Michigan:
"Muchas personas pensaban que el cerebro, cuando está en muerte clínica, está inactivo o hipoactivo, con menos actividad que cuando se está en estado de vigilia, y nosotros hemos demostrado que esto no es así"
Resulta que tras un infarto de miocardio el cerebro no disminuye su actividad, sino todo lo contrario. El infarto estimula una gran actividad eléctrica generando conexiones entre diferentes areas cerebrales y provocando una gran excitación neuronal. Esto se comprobó en hasta 9 ratones a los que se les realizo el electroencefalograma mientras sufrían un infarto y 30 segundos tras el ataque. El corazón dejaba de latir, pero el cerebro producía ondas cerebrales de alta frecuencia (oscilaciones gamma).
"Los datos sugieren que el cerebro del mamífero tiene el potencial de procesar niveles elevados de información interna durante la muerte clínica, que son incluso mayores que los que se dan en un estado de vigilia. Lo que ofrece una fuerte evidencia de la fuerza del procesamiento cognitivo en un estado cercano a la muerte"

"Esto nos da un borrador para comenzar a explicar las experiencias cercanas a la muerte. El hecho de que estas personas vean una luz quizás indique que la corteza visual en el cerebro es muy activa y tenemos evidencia para sugerir que este podría ser el caso, porque hemos visto un aumento de ondas gamma en el área del cerebro que está en la corteza visual"
Como en otras ocasiones, la Dra. Borjigin es cauta y afirma que hay que seguir investigando para poder confirmar sus resultados, que cree que son suficientes como para prestarles atención, ya que se produjo la misma reacción en las 9 ratas estudiadas.

Finalmente, como curiosidad, en anteriores estudios se había hablado de la falta de oxigeno cerebral como factor productor de los fallos en la visión periférica (lo que conllevaría tener la percepción de encontrarse en un túnel). Por otro lado, las visiones de espíritus podrían relacionarse con un déficit de dopamina.

Sea como sea, aunque ninguna hipótesis está totalmente demostrada y aún no podemos afirmar nada con rotundidad, una cosa si parece estar bastante clara: no podemos confiar al 100% en todo lo que nos dicen nuestros sentidos.