Dos geomorfologistas acaban de descubrir que el impacto de los relámpagos juega un papel esencial en moldear las formas de las montañas que vemos hoy.

rayo en montañas
© Desconocido
Si hace diez años le hubieran dicho al geomorfologista Stefan Grab que los relámpagos jugaban un papel estelar en moldear las montañas, seguro hubiera pensado que era una broma. Pero ahora las cosas han cambiado. Grab y su colega de la Universidad de Johannesburgo, el geólogo Jasper Knight, acaban de cambiar sus nociones convencionales acerca de las fuerzas que esculpen las montañas. En una investigación publicada en el diario Geomorphology, presentaron evidencia de que los rayos - en lugar del hielo o el calor - son la fuerza principal que destruye las rocas en la cumbre de las cordillera Drakensberg, o "Montañas dragón", en África.

Al parecer, los impactos eléctricos dejan pozos de hasta un metro de profundidad que puede cambiar una roca del tamaño de un camión. Grab y Knight encontraron que las Drakensberg, como casi cualquier otra cordillera, no fueron esculpidas por los efectos climáticos del hielo, el calor o químicos - como hasta ahora se pensaba - sino que fueron moldeadas por numerosos impactos de electricidad.

Lo impresionante es que los relámpagos, a temperaturas de más de 3000°C, pueden destrozar rocas en cuestión de milisegundos. "Básicamente", apunta Knight, "provoca que explote una bomba en la superficie de la roca". El equipo descubrió esto debido a la tremenda cantidad de electricidad que deja un relámpago tras de sí. Es como una firma magnética tan fuerte que hace que la aguja de un compás se vuelva loca cuando la acercas.

Y el fenómeno sólo se vuelve más interesante: las poderosas corrientes eléctricas también esparcen pequeñas grietas profundas entre las rocas. Esto permite que exista agua, plantas, hielo y calor que erosionan aún más las rocas. Así, el relámpago desata una serie de fenómenos que acaban por partir pedazos de montaña.

Nadie discute que las cordilleras del norte fueron esculpidas en gran medida por los ríos de hielo. Pero en los lugares donde las tormentas eléctricas son comunes, los rayos juegan un papel esencial en la erosión de las cimas. La luz esculpe las formas que vemos hoy en el horizonte de las cordilleras del mundo, eso es algo realmente fascinante de imaginar. Y en un mundo que se calienta cada vez más, el papel del rayo sólo seguirá creciendo.