Estados Unidos y los otros cuatros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que en conjunto poseen el 98% de las armas nucleares del mundo, boicotearon la reunión de Oslo y todavía no han dicho si van a asistir a la reunión de México. En un comunicado conjunto que hicieron público poco antes de la reunión de Oslo, el P5, como se les llama, decían que celebrar una conferencia para evaluar las consecuencias de la utilización de armas nucleares es una manera de olvidar los esfuerzos que están realizando para reducir el peligro nuclear.
La Administración estadounidense ha expresado su preocupación de que estas conferencias pongan en peligro el Tratado de No Proliferación Nuclear de 1986 (TNP), que establece que es ilegal que los Estados que no poseen armas nucleares las fabriquen. Pero el Artículo VI del TNP también exigen a las potencias nucleares que entablen negociaciones para eliminar sus arsenales nucleares.
Por las recientes declaraciones del Secretario de Defensa, Chuck Hagel, sabemos de las verdaderas amenazas al TNP. Después de realizar un recorrido a las instalaciones de armas nucleares de Alburquerque, a principios de este mes, Hagel hizo un llamamiento a Estados Unidos para que mejorase sus ojivas, submarinos, bombarderos y misiles nucleares.
La Oficina de Presupuestos del Congreso estimó a finales de diciembre que estos planes costarían 355 mil millones de dólares en la próxima década. El Centro de Estudios de No Proliferación predice que las nuevas armas tendrán un coste de un billón de dólares en los próximos 30 años.
Pero por otro lado, los rusos también están metidos en su propio rearme nuclear.
Así que mientras se exigen a los Estados que se cumpla el TNP y que los países sin armas nucleares se abstengan de construirlas, las dos potencias nucleares principales hacen caso omiso de sus responsabilidades recogidas en el Tratado y gastan enormes sumas de dinero para asegurarse de que tendrán enormes cantidades de armas nucleares en el futuro.
Y ese es el problema: que algunos países poseen armas nucleares y a otros se les prohíbe tenerlas, siendo cada vez más inaceptable para aquellos esta situación. Estos Estados no quieren construir armas nucleares, lo que quieren es que las potencias nucleares no pongan en peligro y en situación de riesgo al resto del mundo, debido a las armas que ya poseen.
Esta preocupación ha aumentado debido a que se van conociendo los efectos de las armas nucleares, en particular por los recientes informes que demuestran que incluso una guerra nuclear limitada tendría unos efectos catastróficos, con contaminación, destrucción de cultivos, extensión del hambre en todo el mundo, acarreando la muertes de miles de millones de personas. Las armas nucleares que posee un solo submarino estadounidense Trident son suficientes para producir una catástrofe mundial, y Estados Unidos posee 14 de ellos.
Estados Unidos y Rusia dicen al resto del mundo que no debe preocuparse de sus armas nucleares, pues nunca las utilizarán. Este es un argumento que a nadie convence. Si no hay posibilidad de que se usen esas armas, entonces ¿ por qué se gastan cientos de miles de millones de dólares en ellas? Incluso si no se utilizan de una forma deliberada, sí existe una amenaza de un uso accidental. Sabemos que al menos en cinco ocasiones en los últimos 35 años ha existido tal posibilidad, cuando Washington y Moscú estuvieron a punto de lanzar una guerra nuclear por la creencia errónea de que estaban siendo atacados. Un ciberataque terrorista también podría conducir a un lanzamiento no autorizado de estas armas.
Nos encontramos en un momento fundamental con respecto a las armas nucleares. Se pueden comenzar las negociaciones con las potencias nucleares para eliminar los arsenales nucleares y prevenir la proliferación de estas armas en todo el mundo. O por el contrario, nos podemos gastar un billón de dólares para ampliar el arsenal nuclear y enviar un mensaje claro al resto del mundo, de que también pueden construir sus propias armas nucleares.
Estados Unidos debe de dejar de insistir en que el resto del mundo ha de confiar en ellos, diciendo lo que otros tienen que hacer pero no haciendo lo que dice. Hay que predicar con el ejemplo e ir hacia un mundo sin armas nucleares. Estados Unidos debe asistir a la reunión de México y debiera liderar el creciente movimiento internacional para negociar un tratado de eliminación de las armas nucleares de una vez por todas.
El Dr. Ira Helfand es internista y copresidente de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear y ex Presidente de la organización Médicos para la Responsabilidad Social (www.psr.org). Es autor del nuevo Informe "Hambruna nuclear: ¿dos mil millones de personas en situación de riesgo?"
El Dr. Robert Dodge es médico de medicina familiar; ejerce en Ventura, California. Muy activo en el movimiento por la paz, que ya comenzara en su época de estudiante en la Universidad de Colorado, en la década de 1970, donde se especializó en Biología Molecular, celular y desarrollo. Es miembro del Consejo de Médicos para la Responsabilidad Social de los Ángeles (www.PSRLA.org) y miembro del Consejo Beyond War (www.beyondwar.org)
Comentarios del Lector
a nuestro Boletín