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La Policía de Virginia, en el este de Estados Unidos, asesinó a tiros a Christian Alberto Sierra, un adolescente de 17 años de edad, luego de recibir una llamada en la que se les avisaba que el joven estaba amenazando con suicidarse; sin embargo, a Sierra no le hizo falta atentar contra sí mismo, pues los agentes al llegar al lugar le dispararon.

En el momento en que llegaron los agentes, Christian tenía en sus manos un cuchillo y las autoridades justificaron su proceder al decir que el chico se lanzó contra un agente con el arma en la mano, lo que los llevó a abrir fuego.

No obstante, de acuerdo con los testigos, primero escucharon a alguien pidiendo ayuda, tras lo cual vieron al joven cubierto de sangre. Un vecino corrió a su casa a por una toalla para ayudar a Christian. Minutos después se escucharon varios disparos.

Esta no es la primera vez que un joven estadounidense muere a manos de la Policía, sin ninguna razón lógica.

Además, el pasado mes de mayo, una anciana de 93 años de edad perdió la vida en su propia casa, tras recibir al menos tres impactos de bala por parte de un grupo de funcionarios de la Policía de Texas (sur de Estados Unidos).

El hecho se registró en la ciudad de Hearne, condado de Robertson (Texas), cuando vecinos de la zona reportaron a las autoridades que la anciana tenía en su poder un arma de fuego, con la que se presumía podía haber arremetido contra alguien.