Amigos y compañeros,
Así como la situación de Ucrania ha empeorado, desinformación inconcebible y propaganda se vierte sobre Rusia y Vladimir Putin. Periodistas y expertos necesitan recorrer Internet y los diccionarios para idear nuevos epítetos malvados que describan a ambos.
En cualquier parte de América donde haga presentaciones, la primera pregunta ominosa durante la sesión de preguntas y respuestas siempre es: "¿Qué pasa con Putin?"
Es tiempo de compartir mis pensamientos: Putin obviamente tiene sus defectos y comete errores. Basada en mi experiencia anterior con él, y las experiencias de gente de su confianza, incluyendo oficiales de EE.UU. que han trabajado cerca de él durante años, Putin es con más probabilidad un hombre recto, fidedigno y excepcionalmente inventivo. Es obviamente un pensador y planificador a largo plazo, y ha demostrado ser un excelente analista y estratega. Es un líder capaz de trabajar tranquilamente hacia sus objetivos bajo montañas de mitos y acusaciones que han sido constantemente formuladas contra él desde que se convirtió en el segundo presidente de Rusia.
He estado observando silenciosamente cómo crecía la demonización de Putin desde que los comienzos de la década del 2000. He dejado reflejado en mi ordenador mis pensamientos y preocupaciones, esperando eventualmente incluirlos en un libro (que fue publicado en el 2011). El libro explica mis observaciones más a fondo que este artículo. Como otros que han tenido experiencia directa con este hombre poco conocido, he tratado en vano de evitar ser etiquetada como una "apologista de Putin". Incluso si uno es neutral en lo que a él se refiere, será considerado como "blando con Putin" por los expertos, los cazadores de noticias y por el ciudadano promedio que obtiene sus noticias de la CNN, la FOX y la MSNBC.
No pretendo ser una experta, sólo he sido una programadora en la URSS y Rusia durante los últimos 30 años. Pero durante este tiempo, he tenido más contacto directo con rusos de todos los colores y a través de 11 zonas horarias, que cualquiera de los reporteros occidentales, o en tal caso, más que cualquiera de los oficiales de Washington. He estado en el país el tiempo suficiente como para ahondar profundamente en la historia y cultura rusa, estudiar su psicología y condicionamiento, y entender las marcadas diferencias entre la mentalidad estadounidense y la rusa, las cuales complican tanto nuestras relaciones políticas con sus líderes. Al igual que con las personalidades en una familia, club cívico o en un municipio, se requiere entendimiento y compromiso para poder crear relaciones viables cuando los condicionamientos básicos son diferentes. Washington se ha comportado notoriamente desinteresado en entender estas diferencias, y en tratar de conocer a Rusia, aunque sea a medias.
Además de mi experiencia personal con Putin, he tenido discusiones con numerosos oficiales estadounidenses y hombres de negocios de EE.UU. que tienen años de experiencia trabajando con él. Creo poder decir con toda seguridad que ninguno de ellos lo describiría como "brutal" o "rufián", u otro de los calumniosos adjetivos y sustantivos que son usados repetidamente en los medios de comunicación occidentales.
Conocí a Putin años antes de que él siquiera soñara con ser presidente de Rusia, al igual que varios de nosotros, trabajando en San Petersburgo durante los años noventa. Desde que empezó toda la difamación, el entender su personalidad casi se convirtió en mi obsesión. Pienso que he leído todo discurso importante que ha dado (incluyendo los textos enteros de sus "conversaciones" anuales de varias horas con los ciudadanos rusos). He intentado cerciorarme de que no haya cambiado para mal desde que subió a la presidencia, o de que no haya sido un personaje recto lanzado a un rol que nunca había anticipado, y esté usando su mero ingenio para tratar de hacer lo mejor que puede, para lidiar con Washington bajo circunstancias extremadamente difíciles.
Si lo último es el caso, y creo que sí lo es, él debería obtener altas calificaciones por su desempeño en los pasados 14 años. No es mero accidente que Forbes lo haya declarado el más poderoso líder de 2013, remplazando a Obama, a quien se le entregó el título en el 2012. A continuación describo mi experiencia personal con Putin:
El año 1992...
Dos años después de la implosión del comunismo; el lugar fue San Petersburgo. Por años intenté crear programas en pos de la apertura de relaciones entre los dos países con la esperanza de ayudar al pueblo soviético a que fuera más allá de su atrincherada mentalidad de arriba-hacia-abajo.
Un nuevo programa posiblemente emergió en mi mente. Mientras que esperaba obtener la firma del ayuntamiento de Marienskii, obtuve una cita. Mi amigo Volodya Shestakov y yo llegamos a un lado de la puerta de entrada del edificio Marienskii. Nos encontramos en una pequeña y aburrida oficina de color café, frente a un arreglado hombre inclasificable en un traje de color café.
Me preguntó por qué había entrado. Después de escanear la propuesta que proporcioné, empezó a realizar preguntas inteligentes. Después de cada una de mis respuestas, él continuaba con la siguiente pregunta relevante. Me di cuenta de que este entrevistador era diferente a los otros burócratas soviéticos, que siempre parecían caer dentro de conversaciones muy afables con los extranjeros, con la esperanza de obtener sobornos a cambio de peticiones americanas. CCI se mantuvo desde el principio en que nosotros nunca, nunca diéramos sobornos. Este burócrata era abierto, inquisitivo e impersonal en su comportamiento.
Después de más de una hora de cuidadosas preguntas y respuestas, explicó en voz baja que había intentado difícilmente determinar si la propuesta era legal, después dijo que, desafortunadamente, por el momento no lo era. Unas pocas palabras sobre la propuesta fueron pronunciadas. Eso fue todo. Simple y generosamente, nos mostró la puerta. En la acera, le dije a mi colega, "¡Volodya, esta es la primera vez que he lidiado con un burócrata soviético sin que me pida un viaje a EE.UU. o algo de valor!" Recuerdo haber mirado su tarjeta de negocios bajo la luz del sol... se leía Vladimir Vladimirovich Putin.
1994
El Jefe del Cónsul de EE.UU, Jack Gosnell, me comunicó una llamada de teléfono urgente en San Petersburgo. Catorce miembros del congreso y al nuevo embajador americano en Rusia, Thomas Pickering, estaban por llegar a San Petersburgo en tres días. Necesitaba ayuda inmediata. Me dirigí con rapidez hacia el consulado, y aprendí que Jack tenía la intención de ponerme a cargo de esta favorable delegación, así como del embajador entrante. Estaba pasmada pero él insistía. Ellos llegaban de Moscú y estaban furiosos de cómo el financiamiento de EE.UU. estaba siendo desperdiciado aquí. Jack quería que escucharan las "buenas noticias" sobre los programas de la CCI que estaban dando buenos resultados. En las siguientes 24 horas, Jack y yo también establecimos encuentros en "casa", en una docena de pequeños apartamentos de empresarios rusos para los dignatarios que venían (la gente del Departamento del Estado de San Petersburgo estaban espantados, debido a que nunca se había hecho antes, pero Jack lo negaba). Sólo después, en el año 2000, aprendí que Jack se había formado durante tres años con Vladimir Putin en los 90, mientras este último manejaba la ciudad en nombre de Mayor Sobchak. Más de esto a continuación.
31 de diciembre de 1999
Sin ninguna advertencia, con el cambio de año, el Presidente Boris Yeltsin anunció al mundo que, desde el siguiente día en adelante, desocuparía su oficina y dejaría Rusia en manos de un tal Vladimir Putin. Al escuchar las noticias, pensé que seguramente no era el Putin que recordaba; él nunca podría dirigir Rusia. El siguiente día, en un artículo del NYT se incluía la foto. Sí, ¡era el mismo Putin que yo había conocido años atrás! Estaba sorprendida y desalentada, y le dije a mis amigos: "Esto es un desastre para Rusia, he pasado tiempo con este tipo, es muy introvertido y muy inteligente... nunca podrá relacionarse con el pueblo de Rusia." Después me lamente: "Para que Rusia pueda levantarse de sus rodillas, dos cosas tenían que suceder: 1) Los jóvenes oligarcas tienen que ser removidos por la fuerza de Kremlin," y 2) Debe encontrarse una forma de remover a los jefes regionales (gobernantes) de su feudos en todas las 89 regiones de Rusia". Estaba absolutamente segura de que el hombre del traje café nunca tendría los instintos o el valor necesarios para enfrentar ese imperioso doble desafío de Rusia.
Febrero de 2000
Casi inmediatamente, Putin empezó a poner muy nerviosos a los oligarcas de Rusia . En febrero, una pregunta sobre los oligarcas surgió; él la clarificó con una pregunta y su respuesta: "¿Cuál debería ser la relación con los tan llamados oligarcas? La misma que con todos los demás. De la misma forma que con el dueño de una panadería o de una tienda de reparación de zapatos." Esta era la primera señal de que los magnates ya no podrían alardear de las regulaciones del Gobierno, o contar con acceso especial en Kremlin. También puso nerviosos a los capitalistas occidentales. Después de todo, estos oligarcas eran adinerados e intocables hombres de negocio; buenos capitalistas, si no tenemos en cuenta que habían obtenido sus empresas ilegalmente y que habían puesto sus ganancias en bancos extranjeros.
Cuatro meses después, Putin concertó una reunión con los oligarcas y les propuso un trato: Ellos podrían quedarse con sus empresas soviéticas productoras de dinero obtenidas ilegalmente sin que se las nacionalizara... siempre y cuando los impuestos fueran pagados con sus ingresos, y ellos personalmente se apartaran de la política. Esta fue una de las primeras "soluciones elegantes" de Putin hacia los casi desafíos imposibles que encaraban a Rusia. Pero el trato también ponía a Putin bajo la mira de los medios de comunicación y oficiales de EE.UU. que empezaban a glorificar a los oligarcas, particularmente Mikhail Khodorkovsky. Éste se volvió altamente político, no pagó impuestos, y antes de ser detenido y encarcelado estaba en por vender una gran porción de la más larga compañía privada de petróleo, Yukos Oil, a Exxon Mobil. Por desgracia para los medios de comunicación de Estados Unidos y sus estructuras de Gobierno, Jodorkovski se convirtió en un mártir (y sigue siéndolo hoy en día).
Marzo de 2000
Llegué a San Petersburgo. Una amiga rusa (una psicóloga) que tenía desde 1983 llegó a nuestra visita usual. Mi primera pregunta fue, "Lena, ¿qué piensas sobre tu nuevo presidente?" Se río y replicó: "¡Volodya, fui a la escuela con él!" Me empezó a describir a Putin como un joven tranquilo, pobre, amante de las artes marciales, que se levantaba para defender a los niños que eran molestados en el patio del recreo. Lo recordaba como un joven patriótico que se presentó para el KGB prematuramente, después de haberse graduado en la escuela secundaria (lo rechazaron y le dijeron que se buscara una educación). Fue a la escuela de Derecho, volvió a presentarse y lo aceptaron.
Debí hacer una mueca al escuchar esto, porque Lena dijo, "Sharon, en esos días todos admirábamos al KGB y creíamos que aquellos que trabajaban allí eran patriotas que preservaban la seguridad al país . Creímos que era natural para Volodya escoger esta carrera." Mi siguiente pregunta fue: "¿Qué crees que hará con los criminales de Yeltsin y el Kremlin?" Poniéndose su sombrero de psicóloga, reflexiono y respondió: "Si se comporta como es, los observará por un tiempo para estar seguro de lo que está pasando. Después les arrojará unas bengalas para dejarles saber que los está vigilando. Si no responden, se dirigirá personalmente a ellos, y si no cambian su comportamiento, algunos irán a prisión por un par de años." La felicité vía email cuando sus predicciones empezaron a suceder en tiempo real.
Durante el 2000
Muchos de los exalumnos de la CCI de San Petersburgo eran entrevistados para determinar cómo estaba funcionando el programa de formación empresarial del PEP y cómo podríamos hacer la experiencia de EE.UU. más valiosa para su nueva pequeña empresa. La mayoría creía que el programa había sido enormemente importante, y que incluso les había cambiado la vida. Finalmente, se le preguntó a cada uno: "¿Entonces, qué piensas de tu nuevo presidente?" Ninguno respondió negativamente, aun cuando en ese entonces los empresarios odiaban a los burócratas rusos. La mayoría respondió de forma similar: "Putin registró mi negocio hace unos años". Siguiente pregunta: "¿Cuánto te costó?" Ellos respondieron: "Putin no cobraba nada". Uno dijo: "Fuimos al escritorio de Putin porque los otros que proveían de registros en Marienskii se volvían ricos en sus sillas."
A finales del 2000
Dentro del primer año de Putin como presidente de Rusia, oficiales de EE.UU. me hicieron sospechar que él podría ser la antítesis de los intereses de América; cada uno de sus movimientos era cuestionado por los medios informativos de América. No podía entender por qué; registré estos sucesos en mi ordenador y mis boletines de noticias.
Año 2001
Jack Gosnell (antiguo USCG mencionado anteriormente) explicó su relación con Putin, cuando este último era alcalde adjunto de San Petersburgo. Ambos habían trabajaro en estrecha colaboración para crear proyectos conjuntos y otras formas para promover relaciones entre los dos países. Jack relató que Putin siempre había sido recto, cortes y amable. Cuando la esposa de Putin, Ludmila, tuvo un grave accidente de coche, Jack se tomó la libertad (antes de informar a Putin) de arreglar la hospitalización y un viaje de avión para que ella pudiera recibir atención médica en Finlandia. Cuando Jack se lo contó a Putin, reporto que él se vio superado por su oferta, pero terminó diciendo que no podría aceptar su favor, que Ludmila podría recuperarse en un hospital ruso. Y lo hizo, aunque la atención médica en Rusia era deplorable en los 90.
Un alto oficial de la CSIS que era mi amigo en el año 2000, trabajó de cerca con Putin en proyectos conjuntos durante los 90. Reportó que no había tenido tratos con Putin que fueran cuestionables, que lo respetaba y creía que estaba obteniendo una inmerecida y severa reputación en los medios informativos de EE.UU. De hecho, cerró la puerta de la CSIS cuando empezamos a hablar sobre Putin. Creo que sus comentarios no hubieran sido aceptables si otros hubieran estado escuchando.
Otro exoficial de EE.UU. que prefiere conservar el anonimato, reportó haber trabajado cerca de Putin, y dijo que nunca había notado señal alguna de soborno, ni se había sentido presionado. Sólo había observado comportamientos respetables y amabilidad.
Tuve dos encuentros en 2013 con los oficiales del Departamento de Estado para hablar de Putin:
En el primero, me sentí libre de preguntar lo que anteriormente ansiaba responder: "¿Desde cuándo Putin se volvió inaceptable para los oficiales de Washington y por qué?" Sin vacilar recibí una respuesta: "Los cuchillos se desenfundaron cuando se anunció que Putin seria el siguiente presidente." Cuestioné: "¿POR QUÉ?" La respuesta: "Nunca pude saber por qué; quizá porque era un KGB." Propuse que Bush padre era cabeza de la CIA. La respuesta fue: "Eso no habría hecho ninguna diferencia, él era nuestro chico."
El segundo fue con un exoficial del Departamento de Estado, con quien recientemente había compartido una entrevista de radio en Rusia. Después, cuando estábamos conversando, remarqué: "Podría interesarte que he coleccionado experiencias de Putin con varias personas, algunas durante el periodo de varios años, y todos dicen que nunca tuvieron experiencias negativas con Putin y que no hubo evidencias de intentos de soborno." Con firmeza me respondió: "Nadie ha sido capaz de poner cargos de sobornos contra Putin."
Desde el 2001 hasta ahora, he observado la campaña de descrédito que los medios informativos de EE.UU. han montando contra Putin; incluso acusaciones de asesinatos, envenenamientos, y hasta lo han comparado con Hitler. Nadie hasta ahora ha podido proporcionar pruebas concretas que confirmen la veracidad de estas declaraciones.
Durante este tiempo, he viajado por toda Rusia varias veces todos los años, y he observado al país cambiar lentamente bajo la vigilancia de Putin. Impuestos reducidos, inflación disminuida y leyes lentamente puestas en su lugar. Las escuelas y los hospitales empezaron a mejorar. Pequeños negocios crecían, la agricultura estaba mostrando una mejoría, y las tiendas estaban llenas de comida. Los problemas de alcohol eran menos obvios, fumar estaba prohibido en los edificios y la esperanza de vida empezaba a crecer. Las autopistas se extendían por todo el país, nuevas vías y trenes modernos aparecieron en lugares muy lejanos y la industria bancaria se volvía confiable. Rusia empezaba a verse como un país decente; ciertamente, no hasta donde los rusos esperaban a largo plazo, pero mejorando de forma incremental por primera vez desde lo que ellos pudieran recordar.
Mis viajes a Rusia en 2013/14
Además de San Petersburgo y Moscú, en septiembre viajé fuera de los Montes Urales, y pasé tiempo en Ekaterinburg, Chelyabinsk y Perm. Viajé entre ciudades en coche y tren; los campos y bosques se veían saludables, pequeños pueblos lucían nuevas fachadas y construcciones. Hoy los rusos se ven como los americanos (conseguimos la misma ropa de China). Las viejas casas de Khrushchev están dando lugar a múltiples y nuevos complejos residenciales, los cuales son preciosos. Centros comerciales de gran altura, buenos hoteles y grandes restaurantes ahora son lugares comunes; y rusos ordinarios los frecuentan. Dos y tres rústicos bloques de viviendas privadas bordean estas ciudades rusas lejos de Moscú. Visitamos nuevos museos, edificios municipales y enormes supermercados. Calles en buen estado; las autopistas son nuevas y ahora tienen buenas señales; las estaciones de servicio se ven ahora como aquellas que marcan las autopistas americanas.
En enero fui a Novosibirsk, en Siberia, donde se notaba una arquitectura similar. Las calles se mantenían navegables con un constante barrido de nieve; el alumbrado moderno mantenía la ciudad brillante por la noche, bastantes semáforos (con segundos en cuenta regresiva para el cambio de luz) han aparecido. Es asombroso para mí cuánto progreso ha hecho Rusia en los últimos 14 años desde que un desconocido hombre sin experiencia entró en la presidencia de Rusia y tomó un país que tenía el estomago vacío.
Entonces ¿¿¿Por qué nuestros líderes degradan y demonizan a Putin y Rusia???
Como Lady MacBeth, ¿Por qué protestan tanto?
Los psicólogos nos dicen que la gente (¿y los países?) proyectan en los demás lo que no quieren ver en sí mismos. Otros cargan con nuestra "sombra" cuando nos rehusamos a tomarla como nuestra. Les conferimos a otros los mismos rasgos que estamos horrorizados a reconocer en nosotros mismos.
¿Podría explicar esto por qué estamos constantemente encontrándole fallos a Putin y Rusia?
¿Podría ser que proyectamos en Putin tanto nuestros pecados como los de nuestros líderes?
¿Podría ser que condenamos la corrupción de Rusia, actuando como si la corrupción de nuestro mundo corporativo no existiera?
¿Podría ser que condenamos la violación de los derechos humanos y la cuestión LGTB, sin encarar el hecho de que tampoco lo hemos resuelto nosotros?
¿Podría ser que acusamos a Rusia de "reconstituir la URSS" porque queremos seguir siendo la "hegemonía" del mundo?
¿Podría ser que proyectamos comportamientos nacionalistas en Rusia, porque eso es en lo que nos hemos convertido y no queremos aceptarlo?
¿Podría ser que proyectamos belicismo en Rusia a causa de lo que hemos hecho en el pasado bajo varios gobiernos?
Algunos de ustedes estaban cerca de Putin en años pasados. Por favor, compartan su opinión, pros y contras. La confidencialidad está asegurada. Es importante desarrollar una imagen compuesta de este líder demonizado y obtener un expediente correcto. Estoy bastante segura de que el 99% de quienes lo critican severamente en los principales medios de comunicación, no han tenido ningún contacto personal con él.
Existe un bien conocido código de ética entre nosotros: ¿Es la verdad? ¿Es justo? ¿Promueve la amistad y las buenas intenciones? ¿Será beneficioso para todos los interesados?
A mí me parece que si los líderes de nuestra nación se comprometieran con estos cuatro principios en las relaciones internacionales, el mundo podría operar de una manera completamente diferente, y los seres humanos de todo el planeta podrían vivir en condiciones mejores que las actuales
Como siempre, sus comentarios serán apreciados. Por favor reenvíe este reporte a tantos amigos y colegas como le sea posible.
Sobre la autora
Sharon Tennison manejó una exitosa ONG fundada por filántropos, fundaciones Americanas, USAID y trabajó en el Departamento del Estado, diseñando nuevos programas y refinando los viejos, y evaluando las experiencias de EE.UU con los delegados rusos por más de 20 años. Tennison adaptó los Marshall Plan Tours desde los años cuartenta y cincuenta, y creó el Production Enhancement Program (PEP) para empresarios rusos, el programa de formación empresarial más grande entre los EE.UU y Rusia. Corriendo concurrentemente varios de los largos programas durante los 90s y 2000s, la financiación desapareció brevemente después de la crisis financiera en el año 2008. Tennison todavía lidera un programa para orfanatos en Rusia, es presidenta y fundadora del Centro de Iniciativas Ciudadanas, miembro del Club Rotario de Palo Alto, California, y autor deThe Power of Impossble Ideas: Ordinary Citizens' Extraordinary Efforts to Avert International Crises. Ud. puede contactar a esta autora escribiéndole a sharon@ccisf.org
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