Pero si algo marcó a Jim, eso fue lo que vi en la ciudad de Alepo. La guerra en toda su inmensidad. El drama de los civiles desamparados. El horror y la crudeza de la barbarie. Su compromiso le llevó a iniciar, en las redes sociales y entre compañeros periodistas, una campaña de mecenazgo para conseguir una ambulancia que diera servicio a los civiles heridos en la ciudad de Alepo. Hasta ese momento, no había casi ambulancias y los heridos tenían que ser trasladados en taxis o en coches particulares.
Jim tenía un compromiso con Siria y con los sirios. Jim nos demostró a todos que nuestro trabajo está, incluso, encima de nuestras propias vidas y de nuestros seres queridos. Ese compromiso es el que recordaremos aquellos que lo conocimos. Ese compromiso y su carácter afable y su sempiterna sonrisa.
Nos ha demostrado, incluso en el momento de su muerte, su infinita dignidad. Una dignidad que no demostraron sus cobardes asesinos. Yo me quedo con la imagen de mi amigo trabajando. Con su imagen descompuesta en el hospital Dar Al-Shifa mientras documentaba las miserias de la guerra. Me quedo con su humanidad y su compromiso.
Te vamos a echar mucho de menos Jim. Los que te conocimos, no te olvidaremos nunca.
Publicado por Antonio Pampliega en su blog 'Un mundo en guerra'
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