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Cuando un equipo internacional de antropólogos secuenció el ADN de restos de un homínido que vivió hace 30 mil años se encontraron una gran sorpresa: la secuencia resultaba del todo inusual. No se trataba de un homo sapiens, ni de un homo neandertalensis; descubrieron que se hallaban ante lo que posiblemente sea una nueva especie humana.

"Se trata de un importante descubrimiento. Hasta ahora conocíamos tres grandes tipos de homínido: el neandertal, el cromagnon que dio lugar al hombre moderno y los hobbitâ de la isla de Flores. Este hallazgo nos dice que hubo al menos otro (homínido)", señaló Svante PÃñÃñbo, del Instituto Max Planck, de Antropología Evolutiva, basada en Leipzig, Alemania y autor principal del estudio en la prestigiosa revista científica Nature.

A partir de las características genéticas de lo que tal vez sea una especie de hombre prehistórico los investigadores creen que este humano es un primo del homo sapiens y un hermano del hombre del neandertal. La candidata a nueva especie de homínido recibió el nombre de hombre denisovano por el lugar donde sus restos fueron hallados, la cueva Denisov al sur de Siberia, Rusia.

Muchas implicaciones tiene su hallazgo, pues si se sospecha que los homo neandertalensis pudieron cruzarse alguna vez con los hombres modernos, resulta aún más probable que el denisovano se mezcló con las poblaciones humanas asiáticas hace 30 mil años.

Además la investigación sugiere que si los neandertales vivieron en la parte occidental del continente euroasiático los denisovanos lo hicieron en la zona oriental. Que el denisovano sea un eslabón perdido en la evolución humana está por demostrar, pero constituye una evidencia de que esta es mucho más compleja de lo pensado.

Por ahora, los científicos se han cuidado de catalogarla como una nueva especie, pues los análisis de las muestras de ADN solo se realizaron a partir de moléculas extraídas de la falange de un dedo y del análisis comparativo de una pieza dental que pertenecían a una niña.

La secuencia genética de moléculas extraídas del dedo muestran que una parte de su ADN, menos del tres por ciento, se encuentra presente entre los habitantes de Papua Nueva Guinea. Sin embargo, el que los restos fueran descubiertos en el sur de Siberia, constituye una evidencia de que su población se hallaba más extendida por Asia de lo que pudiéramos pensar.

"Parece que los denisovanos se dispersaron ampliamente en el pasado", precisó PÃñÃñvo al referirse a los siete mil kilómetros de distancia que separan a Siberia de Papua Nueva Guinea. Por su parte, David Reich, de la Universidad de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, indicó que "como se ve, la historia es mucho más compleja de lo que se pensaba".

"Ya no se trata de una clara historia de humanos saliendo de África y reemplazando a los neandertales. Ahora vemos que hay linajes entrelazados con más jugadores y más interacciones de las que conocíamos", apunta Richard Green, de la Universidad de California, otro de los autores principales del trabajo.

Si el estudio del dedo reveló que el denisovano puede ser una nueva especie, el de la muela hallada en la misma gruta siberiana constituye una evidencia de las particularidades genéticas de ese homínido que la hace distinta a la de los cromagnones y los homo neandertalensis, con los que comparte un mismo ancestro del que se separó hace 600 mil años. Con sus primos los homo sapiens compartieron un mismo antepasado hasta hace 800 mil años.

"El diente es sencillamente impresionante. Nos permite conectar las informaciones morfológicas y genéticas", explicó el científico Bence Viola, del Instituto Max Planck y uno de los colaboradores de PÃñÃñbo, cuya pesquisa constituye una muestra de que nuestro árbol evolutivo tiene más ramas de la que pensamos.