Las protestas prodemocráticas languidecen después de que las aglomeraciones recientes se hayan reducido a unos pocos cientos de irreductibles y los líderes estudiantiles pactasen hoy sentarse a negociar a finales de semana con el Gobierno.
© RIA Novosti/Valery Melnikov
El acuerdo llega después de tres reuniones preliminares empleadas en discutir el marco de las negociaciones
en un proceso pedregoso y de final escasamente optimista para las reivindicaciones de los estudiantes, tan divididos como desmoralizados.
La reunión se llevará acabo a las 4 horas de la tarde (hora local) entre líderes del movimiento y Carrie Lam, la segunda del Gobierno regional de Hong Kong, han desvelado fuentes oficiales. La caída del ímpetu de las protestas han empujado a la mesa a los estudiantes a pesar de su desconfianza invencible hacia CY Leung, Jefe Ejecutivo.
Los representantes del movimiento democrático ya han lamentado que la agenda presentada por el Gobierno incluya cuestiones técnicas que son interpretadas como otra
técnica dilatoria y la evasión de las cuestiones de fondo. "Muestra su falta de sinceridad para afrontar los problemas políticos de Hong Kong y el desencanto de los muchos hongkoneses que han protestado en las calles", ha declarado Lester Shum, de la Federación de Estudiantes de Hong Kong.
El grupo
ya canceló las negociaciones ofrecidas por Leung después de las agresiones que sufrieron muchos de sus seguidores a manos de mafiosos el viernes. El Gobierno, por su parte, ha calificado el acuerdo de "buen punto de arranque".
"Me quedaré hasta que se vaya el último estudiante", revela en el campo de
Admiralty un joven que rehúsa identificarse. A medida que las protestas han perdido fuelle,
muchos estudiantes han empezado a llevar máscaras de papel para no ser reconocidos y a rehusar dar su nombre. "Si estamos aquí es por la cerrazón del Gobierno a escucharnos. No tengo ninguna esperanza en las negociaciones, nadie puede confiar en Leung", continúa el joven. Gran parte de los escasos cientos de estudiantes que permanecen en los tres puntos de ocupación
niegan ser representados por las organizaciones estudiantiles y sostienen que se quedarán hasta que los echen.
En
Admiralty, donde era difícil avanzar durante las recientes marchas multitudinarias, el campamento muestra un aire de fin de fiesta. La decepción es un sentimiento común entre los congregados. Unos cientos de metros al norte sólo queda una docena de jóvenes frente a la entrada de la oficina gubernamental que durante una semana mantuvieron cerrada. En Mongkok (Kowloon, en la orilla continental) las concentraciones eran algo mayores, pero también a mucha distancia de las jornadas anteriores.
El escaso seguimiento de las protestas no ha impedido que los estudiantes sigan ocupando los seis carriles de
Gloucester Road a la altura de
Admiralty, una de las arterias vitales de la excolonia, lo que provoca las congestiones en el centro y la desesperación de los contrarios al movimiento prodemocrático. Las molestias provocadas por las protestas han limado con el paso de los días el apoyo ciudadano. Leung exigió días atrás a los estudiantes que levantaran el campamento y amenazó con tomar todas las medidas necesarias para restablecer el orden social.
Algunos de los que resisten en Admiralty aseguran que sólo un desalojo policial con violencia podría reanimar el movimiento.Los estudiantes y la plataforma civil
Occupy Central exigieron la semana pasada la dimisión de Leung y un sufragio universal con libre elección de candidatos en 2017. "No creo que se pueda considerar de fracaso a pesar de que no hemos conseguido nada. El mundo nos ha escuchado y ya sabe que aquí se está cometiendo una injusticia", sostiene Kim, banquera. "En el trabajo no hablo de las protestas con los compañeros. Ni siquiera saben que estoy aquí. Quizá podría tener problemas, quién sabe", revela.
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