Hoy me voy a permitir contarles una pequeña historia, de esas que nos rodean y tienden a pasar desapercibidas. Se trata de un padre que decidió no ser un espectador de la vida y tomar responsabilidad a partir de un profundo amor por su pequeño retoño recién nacido. La historia me la mencionó un compañero de trabajo y mientras me la relataba pensé: "esto merece ser contado"...
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© TaringaLa joven familia protagonista de esta auténtica historia de amor
El relato comienza en febrero del 2014 cuando un joven que vivía con su mujer desde el año 2003 recibió una noticia inesperada. Así lo cuenta él:
Vivo en pareja con mi mujer desde 2003. La verdad que en todos estos años nunca habíamos hablado de tener un hijo, si bien yo pensaba si algún día tendríamos o no, y me imagino que ella también. El asunto es que un día de febrero de 2014 estaba en la casa de un amigo ayudándole con la instalación eléctrica tomando coca con palitos salados y ella me llama:
yo: Aló, hablá mas fuerte que tengo una toalla
ella: Pepi, venite urgente a casa (si, me dicen pepi, no sean hdp no se caguen de risa)
Yo pensé, "¿qué habrá pasado?" y me fui.

Llegué y me miraba raro, posta que me cague un poco, parecía que tenía algo que decirme y no me lo decía, lo primero que pensé es que había pasado algo grave, hasta que saca la mano de atrás y me muestra un test con dos rayitas.

Era como un sueño. Pensé mil cosas en un segundo. Una alegría muy grande. Nos abrazamos y estuvimos un rato largo abrazados.
Nueve meses después de esta maravillosa noticia, más precisamente el 9 de octubre a las 4 de la mañana, Luciano Martín, el hermoso regalo que la vida generosamente le obsequiaba a esta joven pareja, comenzó a pedir permiso para asomarse al mundo, y luego de casi 20 horas de trabajo de parto abandonó el vientre de su madre y dio sus primeros respiros. Pepi, el nobel padre, contaba el suceso de este modo:
Pasadas unas cuantas horas de esperar sin saber nada, en un momento escuché unos gritos terribles provenientes de la sala de parto. Salió una enfermera y le pregunté qué pasaba, si se sabía algo, pero me dijo que no se sabía nada, que tenía que esperar. No pasaron veinte minutos y salió un muchacho vestido de azul oscuro con una cunita de acrílico transparente y dijo:
Hombre vestido de azul: ¿El papá de Luciano?
Yo: ¡acá!
Hombre vestido de azul: Bueno acá está Luciano - me contestó mirando al bebé de la cunita.
Cuando lo vi fue muy groso [NdA: expresión que en Argentina se utiliza como sinónimo de "impresionante" o "increíble"]. Me costaba creerlo, lo hice yo, increíble. Yo tenía un hijo. Reaccioné un poco y me avivé de sacarle una foto.
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© Taringa¡Hermoso, sin duda!
Al rato un médico preguntó por el papá de Luciano, lo mandan a neonatología, y después de hacer que se higienice, lo llevaron hasta donde estaba la cunita con su pequeño hijito. El relato continúa:
Me llevó hasta delante de la cunita donde estaba Luciano que se movía envuelto en la sabanita verde y miraba todo y nada, como miran los recién nacidos. Tenía los ojos chiquitos como japonés encandilado, al lado había una enfermera. El neonatólogo, un muchacho de mi edad con pinta de bueno, acento peruano, y una voz retranquila pausado para hablar, me dice: "Bueno, no se si le habrán comentado ya" y me miró. Me cagué mal. Lo primero que se me ocurrió es que le había pasado algo malo a nati. "No me dijeron nada", le aclaré, "¿qué pasó?" pregunté. "Bueno, el bebé esta perfecto, neurológicamente es normal, es un bebe normal, pero nació con algo que se llama sindactilia o ectrodactilia". No alcancé a preguntarle que significaba porque mientras lo decía la enfermera le sacó de la mano izquierda una mediecita y veo que no tenia formada la manito, tenia unos pequeños deditos solamente. (No era ectrodactilia ni sindactilia como me dijeron primeramente, sino agenesia o focomelia, otra cosa totalmente diferente).
El shock inicial hizo su efecto. Pepi se sentía asustado y confundido. Pensó en su mujer, en cómo tomaría esta noticia y en que después del sufrimiento del trabajo de parto no merecía sufrir por este inesperado acontecimiento. Pepi se preocupó, le dio miedo que la noticia le hiciera mal a su compañera. Así lo recuerda él:
Fue un poco shockeante. Otra vez los mil pensamientos en fracción de segundo. Lo primero que pensé fue en nati. Evidentemente ella estaba bien, al mismo tiempo pensé, ella sufrió mucho, no se merecía seguir sufriendo con algo así. Me dio miedo que le hiciera mal. Inmediatamente me pregunté, "¿por qué a nosotros esto?", y casi instantáneamente pensé "¿y por qué no a nosotros esto? ¿qué privilegios tengo yo? No soy ni mas ni menos que nadie, es algo que le toca a cualquiera, siempre le toca a otros, está vez me tocó a mí". Era un pibito [NdA: diminutivo cariñoso de pibe = niño] que se movía bajo el trapo verde y sonreía, no merecía que yo piense así. Me llevó un segundo resignarme y aceptarlo. Solo es una mano, hay cosas mil veces peores.

Cuando ya casi lo había digerido y aceptado, el médico me dice "Todo lo que podemos ver y analizar ahora del bebé esta perfecto, pero hay que descartar alguna otra malformación interna, ya sea en el cerebro o en algún otro órgano. Eso no lo vamos a saber hasta que le hagan ecografías". Me volví a cagar todo, y más que antes. El médico me saludo y me acompaño afuera.
Después de la entrevista con el neonatólogo, Pepi fue a ver a su mujer. Ella sabía de la manito y le preguntó; él quiso mostrarse fuerte y le dijo que no se preocupara, era una manito nomás. Se abrazaron con alegría pero Pepi no dejaba de pensar en lo que el médico le había dicho y el nudo en la garganta que tenía le impidió decir algo más.

Natalia fue llevada a maternidad para descansar, Pepi fue a su casa a dormir unas horas, y Luciano quedó en observación en neonatología. Al día siguiente los tres pudieron estar juntos al menos por un rato:
El viernes lo fuimos a ver juntos, lo cambiamos, le dio la teta, saqué una foto, y me cagaron a pedos [NdA: forma coloquial que significa que lo retaron o le llamaron la atención].
El turno para la ecografía se lo dieron para el día 15 de octubre, lo que significó varios días de nervios, miedo, e incertidumbre. La noche anterior al examen médico, Pepi se descompuso atormentado por todo lo que podría ser, mil pensamientos lo torturaban y angustiaban. Finalmente llegó el día y allá fueron Natalia con su compañero a enfrentar el destino.

La ecógrafa, que había interrumpido sus vacaciones para realizar el estudio médico, los recibió con simpatía y contención. Comenzó la ecografía y así lo recuerda Pepi:
La ecógrafa una genia. Volvió de las vacaciones para hacerle las ecografías a Luciano. Mientras ella le pasaba el coso raro del ecógrafo por la cabeza, nosotros re nerviosos, yo cagándome encima y preguntando: "¿y, el cerebro todo normal?". Lo desnudamos y empezó por la zona abdominal. Yo cagándome encima y aguantando volví a preguntar: "¿¿Y??"..., no contestaba. Hasta que agarró un papel, limpió el coso ese tipo micrófono y dijo: "TODO NORMAL". Lo vestimos, creo que nunca tan rápido, y nos fuimos a casa a contarles a todos.
En diciembre, la pareja fue a una consulta con el traumatólogo. El diagnóstico era "Mano Carpiana", o sea, que en vez de tener una mano completa tiene un pequeño carpo con unos deditos pequeños. Por suerte, Luciano podía flexionar su manito, así que el traumatólogo le indicó que hicieran unas sesiones de quinesiología y que vieran a un ortopedista para que le hicieran una prótesis de gateo.

La prótesis, que salió por unos $6.500 (aproximadamente 700 dólares), la pagó el seguro médico. La decepción al ver el aparato ortopédico fue mayúscula. Juzguen ustedes mismos:
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© Taringa
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© TaringaLa prótesis creada por la ciencia médica moderna...
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Se supone que una prótesis, especialmente cuando se trata de una que debe usar una criatura tan pequeña que aún necesita desarrollar todas sus habilidades motrices, debería ser algo flexible y que le permitiera desde una temprana edad adaptarse al mundo del modo más armónico posible. Pero la realidad a veces nos presenta su rostro más patético, y al parecer el sentido común y el compromiso humano de ayudar honestamente de los profesionales de la salud a menudo deja mucho que desear.

Un aparato ortopédico como el que se ve en las fotografías, aunque uno puede suponer que el ortopedista, sin mala intención, siguió las directivas médicas convencionales, es poco menos que una burla. ¿Cómo esperan que el pequeñito desarrolle alguna habilidad con un brazo prácticamente inmovilizado?

Pero cuando uno realmente siente un amor genuino y posee un espíritu inquieto, el Universo parece responder con afecto paternal. Pepi, a diferencia de muchos de nosotros que respetaríamos la "autoridad" de los profesionales, no se conformó con la solución ortodoxa que la ciencia médica le estaba brindando, así que tomó el toro por las astas y comenzó a investigar.

Su primer intento en la búsqueda de un futuro más prometedor para su pequeño hijito fue contactar con una ONG llamada Darwin Research que hacía prótesis con impresoras 3D, pero al parecer la ONG ya no existía aunque seguía teniendo presencia en la web. Varios intentos más de contactar organizaciones y empresas que garantizaban cambiar el mundo imprimiendo millones de prótesis, fueron en vano. Al parecer es más fácil prometer que hacer. Ninguna de las panaceas publicitadas se materializaba en proporción a sus esperanzadoras ofertas.

¡Después de mandar decenas de emails, Pepi se hartó!... y a partir del comentario de un amigo en referencia a que una impresora 3D puede armarse en casa, decidió ser protagonista de la película de su vida y no mirarla cómodamente desde una butaca encarnando como haríamos la mayoría de nosotros el papel de espectadores, impávidos e inerciales.

Así fue que, invirtiendo aproximadamente unos 1.000 dólares, compró el kit de piezas para armar la milagrosa e "inalcanzable" máquina. Después de ver varios tutoriales en Youtube y leer una cantidad considerable de documentos encontrados en la web, comenzó la aventura. En poco tiempo y después de un laborioso trabajo la impresora 3D estaba en pie y lista para trabajar.
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© Taringa¡La máquina terminada!
Pero a Pepi le faltaba algo: el filamento, o sea, el material sobre el que se imprime la figura en tres dimensiones. Dejemos que Pepi nos cuente esta parte:
Mandé un mail a la empresa Printalot y cuando les pregunté si tenían filamento flexible (no tenían, es importado) y les conté para qué era, me regalaron 1 Kg de ABS para que hiciera la prótesis para Lucianito, hasta me lo trajeron a mi casa. Los recomiendo mucho son una gente muy buena y el filamento es el mejor.
... Y esto no es nada más y nada menos que el Universo respondiendo a una férrea voluntad de hacer. Cuando somos tenaces y la intención es pura y sincera, de algún modo los caminos se abren; son estos momentos cuando vemos el rostro sonriente del Cosmos "conspirando" para colaborar con nuestro propósito, asistiendo y acompañando. Cuando estamos dispuestos a dar, sin medir, sin "arqueos" de ingresos y egresos, y sobre todo, sin el móvil permanente de la expectativa de esperar algo a cambio, la Vida se manifiesta cálida y materna.

Resumiendo, lo que seguramente fue toda una aventura, después de varios experimentos éste fue el resultado, compare:
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© TaringaLa prótesis creada por la ciencia médica moderna...
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© Taringa... y la hecha en casa con verdadera intención de ayudar
Funciona muy simple. Lleva hilos por dentro de los dedos que están anclados a la parte del antebrazo. Cuando la palma se dobla, los hilos tiran y los dedos se cierran.

Y acá está Luciano usándola por primera vez:


... y luego al mes (¡mucho mejor!):


Y así termina el relato el Pepi, el heroico padre (¿por qué no?... en este mundo tan lleno de miseria humana, un ser humano dispuesto a dar amor puro tiene que ser un héroe) de Luciano:
Actualmente la está usando un rato todos los días. Entre quince minutos y media hora. Todavía es chiquito y al rato se aburre y él mismo se la saca. Lo importante es que se vaya familiarizando para que la acepte mejor cuando sea más grande.
Con estas palabras sencillas pero llenas de esperanza concluye una crónica que me sentía en la obligación de contar. A cualquiera de nosotros nos puede tocar vivir la suerte de este joven padre y su familia, y siento que lo más maravilloso que nos podría pasar en situaciones como eéstas es ser como Pepi: aceptarlo con la mansedumbre de un buey y afrontarlo con el coraje de un león.

Referencias:
- http://www.taringa.net/posts/offtopic/18899306/Le-hice-una-protesis-a-mi-hijo-y-te-lo-muestro.html
- http://www.taringa.net/posts/offtopic/18901670/Le-hice-una-protesis-a-mi-hijo-2da-parte.html