Tula
© El UniversalExpertos creen que el declive de Tula fue por el debilitamiento de las élites de poder, por el levantamientos de súbditos y el agotamiento de los alimentos, causado por un cambio climático.
Un reciente estudio paleoclimático realizado en ahuehuetes ha dado peso científico a referencias de sequías en textos antiguos.

Que el actual cambio climático produce epidemias y hasta alteraciones sociales no es una novedad. Dos de las grandes civilizaciones precolombinas que habitaron el altiplano en la antigua Mesomaérica pudieron ser víctimas de constantes alteraciones climáticas que los llevaría, incluso, a la decadencia.

Expertos de la Universidad de Arizona y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) lograron documentar por primera vez, a partir de la dendrocronología (análisis y fechamiento de los anillos de crecimiento en los árboles), las fechas en que ocurrieron cuatro grandes sequías que pudieron haber contribuido al colapso de civilizaciones como la tolteca y azteca.

El estudio, publicado el pasado lunes en El Universal, es considerado como el primer fechamiento paleoclimático preciso que corrobora las referencias documentales sobre los periodos en que ocurrieron las severas y largas sequías.

Las fechas en que se sitúan estos eventos climáticos, según el estudio, van de 879 a 922; de 1149 a 1167; de 1378 a 1404 y de 1514 a 1539.

El periodo que comprende la segunda etapa coincide con el año en que se dio el colapso de los toltecas (1150). Mientras que la cuarta comienza siete años antes de la Conquista de Tenochtitlan y va 18 años después.

Para el doctor Rodolfo Acuña Soto, especialista en epidemias del México prehispánico y novohispano desde el punto de vista epidemiológico, la etapa de la Conquista ocurrió en medio de una gran sequía.

"La sequía pudo causar hambruna y enfermedades como la viruela y aunado al impacto de la guerra pudieron ser los factores que ayudaron al colapso poblacional de los aztecas durante la Conquista", afirma el investigador del departamento de microbiología y parasitología de la UNAM.

Acuña Soto, que también participa en esta novedosa investigación, puntualiza que estos severos cambios climáticos tienen sus propias referencias documentales. Entre ellas las crónicas de Bernal Díaz del Castillo y los textos de Fernando de Alva Cortés Ixtlilxóchitl.

El investigador cita, por ejemplo, el fragmento de un texto en el que Fernando de Alva Cortés Ixtlilxóchitl hace referencia a una catástrofe climática que azotó a los habitantes de Tula: "Y al tercer año, que fué 3 ácatl al mejor tiempo, entendiendo ellos que estaban ya libres, cayeron unas heladas, que abrasaron toda la tierra sin quedar cosa ninguna" (Obras Históricas, 2 Vols).

En esa misma página el cronista texcocano prosigue: "Y al cuarto año... cayeron tan grandes granizos y rayos del cielo y en abundancia que destruyeron totalmente todos los árboles que habian escapado, y aún hasta los magueyes, sin quedar memoria de cosa ninguna, y los edificios y murallas fuertes".

Lo que dicen los mitos

Desde una perspectiva histórica, el profesor e investigador en Estudios Mesoamericanos del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Patrick Johansson, menciona que, en efecto, una de las sequías pudo cotribuir a la caída de los toltecas.

Consciente de que los mitos prehispánicos son una representación de lo sucedido, Johansson refiere a la "Leyenda de los Soles", en específico el mito del reino tolteca y el fin de Huémac, considerado el último gobernante de Tula.

Para el profesor de la UNAM este mito, representado en el Códice Chimalpopoca, es la representación de lo que pudo haber pasado. "Hay algo común en el mundo indígena y es que la base de la realidad tiene que estar relacionado a una razón divina".

Es probable que haya habido una gran sequía, cuenta el historiador, pero se la achacaron a la decisión de los dioses y al mal comportamiento de Huémac, que era soberbio y no supo entender la metáfora: las plumas de quetzal y las piedras de jade, que son verdes, se referían a los alimentos como el maíz, los quelites y en general a todas las cosas que son verdes.

"En Tula, incluso, se habla de que existió el año 1 conejo, caracterizado por las sequías. Y cuando se decía un año aconejado quería decir que era un año difícil y de sequías", dice.

La suma de los acontecimientos

El investigador, sin embargo, no coincide con la hipótesis de que la caída de los aztecas se haya dado por hambrunas o sequías. Sostiene que la única causa de la caída del imperio azteca fue la Conquista de los españoles.

Pero para la arqueología la caída de las civilizaciones se debe a la suma de diversos acontecimientos.

Stephen Castillo Bernal, curador de la sala Tolteca del Museo Nacional de Arqueología, afirma que la caída de la civilización tolteca, que surge alrededor del año 700 d.c y perdura hasta 1179 d.c, se debió a una pugna al interior del grupo. "Los hechos no se pueden sunscribir a un sólo elemento sino que vienen a ser una suma de varios. Son una suma de elementos coyunturales", destaca el especialista en arqueología.

Castillo Bernal menciona que el declive de Tula fue causado por el debilitamiento de las élites de poder, por el enardecimiento de los súbditos debido a la diferencia de clases. También pudo darse un agotamiento de la producción alimentaria de los habitantes de la periferia que abastecían a la ciudad. Sumado a esto, dice, en esa misma época se documentan las peregrinaciones chichimecas que los debilitaron. Pero lo más valioso de la civilización tolteca, indica el arqueólogo entrevistado, radica en no tener el conocimiento certero porque Tula se sitúa "entre lo real, lo mítico y lo simbólico".