La candidata del Partido Demócrata presenta síntomas extraños durante sus comparecencias aunque de momento los grandes medios no hayan intentado saber qué le pasa a la que puede ser la futura presidenta de los Estados Unidos.
hillary bad health
© Zero Hedge
¿Qué hace falta para triunfar en el periodismo? La Candela de hace demasiados años hubiera dicho una inagotable curiosidad, un insobornable amor a la verdad, cierta saludable desconfianza con respecto al poder y ser capaz de contar las cosas con razonable claridad y el menor número posible de palabras.

Los años han ido rectificando esta lista, me temo que hacia un lado más cínico. Los editores y dueños de medios no los crean como mero servicio público, sino como (mal) negocio en algunos casos y para dar voz a un ideario, lo que no es malo en absoluto. Tampoco lo es conocer el medio en el que una trabaja y saber lo que conviene destacar de cada información, o la información que se escoge de la muy varia actualidad.

Lo que nunca imaginé es que se convertiría en gran ventaja para llegar lejos en esta profesión, al menos en Estados Unidos, una absoluta carencia de la curiosidad más elemental. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que veo en estas vísperas de la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos.
Hillary Clinton
© TwitterImagen de Hillary Clinton con dificultades para subir las escaleras.

Los periodistas son, en conjunto, probablemente la más izquierdista de las profesiones, y los grandes medios llevan favoreciendo al candidato demócrata desde que tengo uso de razón. Pero, en mi tiempo al menos, la prensa de prestigio hacía algún esfuerzo por fingir cierta neutralidad, algún intento de pretender informar por igual de uno y otro candidato.

¿Qué le pasa a Clinton? ¿Por qué ningún medio serio se lo plantea, se lo pregunta, investiga, habla con expertos?


Por eso ha sido una verdadera conmoción ver a Hillary en vídeo tras vídeo en actitudes que, si no son algún tipo de ataque, sí parecen motivo suficiente para la curiosidad de los medios que, para mi asombroso, han reaccionado como si no sucediera nada anormal. Eso es lo que esperamos cuando vamos de visita y la abuela de la casa empieza a hablar raro, pero no cuando se trata de la mujer que desde noviembre podría tener en sus manos el botón nuclear.

¿Qué le pasa a Clinton? ¿Por qué ningún medio serio se lo plantea, se lo pregunta, investiga, habla con expertos? Dos elecciones atrás, la prensa exigió que se hiciera público el historial médico del entonces candidato republicano, senador McCain. No se trata de curiosidad morbosa: el estado de salud de un inquilino de la Casa Blanca es materia legítima de seguridad nacional, entre otras cosas, y es razonable que el votante quiera conocerlo.

Han sido varias las ocasiones. La última, en televisión, un disidente aparece mientras está hablando la candidata y esta se queda paralizada como un conejo ante las luces de un coche. La escena es más que significativa, porque a los pocos segundos sube un hombre a su lado, le susurra palabras tranquilizadoras: "Todo va bien", y en seguida le conmina: "Siga hablando".En ese momento, Hillary parece salir del trance y sigue hablando.

¿Quién es ese hombre? Aparece en numerosas fotos, pero aún no he visto ningún medio que lo identifique como parte de su equipo de seguridad, aunque con frecuencia va vestido informal y su actitud tanto con la candidata como con los otros guardaespaldas no es la que uno esperaría en un mero agente. ¿La prensa no siente curiosidad? ¿CNN, The New York Times?

Es un secreto a voces que Hillary tiene una salud preocupante.Sus ataques de tos son bien conocidos en entrevistas y debates, como sus frecuentes caídas, sus violentos cambios de humor, su afición a la bebida y, últimamente, los extraños visajes y movimientos de cabeza que el ejecutivo farmacéutico Martin Shkreli identifica como síntomas de Parkinson.


A principios de junio, Scott Adams, creador de las populares viñetas de Dilbert, escribía en su blog: "Clinton es en parte humana y en parte bolsa de farmacia. Su personalidad está al menos parcialmente determinada por el cóctel de medicamentos y vino que lleve en su organismo en un momento dado".

En redes sociales, la polémica ha subido de tono con la publicación de unas fotos en las que Hillary parece virtualmente arrastrada subiendo unas escaleras, aunque se alega que no son recientes. Todo puede quedar, y es deseable que quede, en una tormenta en un vaso de agua y que todos esos síntomas tengan una sencilla explicación. Mi pregunta es: ¿por qué nadie en la prensa mayoritaria la pide?