Al estudiar los fenómenos naturales con un análisis más profundo, utilizando nuevas técnicas y tecnologías, descubrimos que muchas de nuestras viejas teorías y nociones de repente ya no concuerdan con nuestras observaciones y experimentos.

Este fue el caso para los científicos quienes -cuando buscaron el origen del rayo terrestre- descubrieron que las nubes de tormenta no producen los niveles de energía necesarios para generar un rayo.

tormenta eléctrica
© shutterstockUna tormenta eléctrica tiene la energía de una bomba atómica.
"Una tormenta eléctrica tiene la energía de una bomba atómica", dijo el Dr. Martin Uman, director del Centro Internacional Para Análisis e Investigación de Rayos, en Camp Blanding en Florida y en una entrevista en NOVA Science Now por PBS.

"El problema es que tras décadas y décadas de medición en tormentas, nadie nunca se las ha arreglado para encontrar en ningún lugar un campo eléctrico de esa magnitud," dijo Josehp Dwyer, PH.D, profesor de física y ciencias del espacio en el Florida Institute of Technology (FIT).

El Dr. Dwyer postuló -en 2005- que la energía requerida para que tal reacción ocurra no vino desde dentro de nuestra atmósfera, sino de rayos cósmicos de estrellas moribundas lejanas en las profundidades del espacio exterior.

Su equipo en el FIT, exitosamente detectó que la firma de rayos X en nubes de tormenta necesitaban fortalecer su teoría. Ellos usaron instrumentos técnicos avanzados y globos enviados fuera durante las tormentas para reunir los datos requeridos.

Los datos recogidos por el Voyager 1 de la NASA logran -luego de este pasar por el umbral de nuestro sistema solar- estremecer muchas ideas convencionales. Se hizo aparente que las fuerzas electromagnéticas en general emanando de nuestra galaxia tienen un mayor impacto en nuestro sol y sistema solar de lo que originalmente se pensaba.

¿Alguna vez cayó un rayo cósmico gigante en Marte?

Es difícil imaginar un rayo de luz a una escala cósmica, pero muchos científicos con base en estudios sobre electricidad creen que el planeta Marte puede haber sido golpeado por un rayo cósmico, el cual asoló profundamente la superficie del planeta rojo.

Valles Marineris en Marte es uno de los cañones más grandes del sistema solar. En comparación, el Gran Cañón en Arizona tiene aproximadamente 500 millas (u 800 kilómetros) de longitud y alrededor de 1 milla (1.6 kilómetros de profundidad). Valles Marineris tiene 2,500 millas (4,000 kilómetros) de largo y alrededor de 4 millas (7 kilómetros) de profundidad de acuerdo a la NASA.

El origen de Valles Marineris permanece como un misterio. La hipótesis actual principal es que es una fisura gigante en la corteza marciana que ocurrió mientras el planeta se enfriaba billones de años atrás. Adicionalmente, se cree que muchos de los canales del cañón fueron erosionados debido al agua.

Científicos en el Thunderbolts Project, proponen sin embargo, que un rayo en una escala gigante o cósmica puede haber causado ese gigante cañón. Un punto principal de su hipótesis incluye el hecho de que las fosas de Valles Marineris son diferentes a los cañones terrestres los cuales serpentean y se curvan como resultado de la erosión del agua cortando su camino a través del tiempo.

Thunderbolts Projects compara Valles Marineris a electrocuciones de varios tipos de materiales los cuales muestran los mismos patrones en las cicatrices que dejan. Es decir, la cicatriz es una grieta singular o canal primario de descarga con numerosas serpentinas secundarias, las cuales se cree que son afluentes del cañón Marian, de acuerdo con el documental de Thunderbolts Projects "Symbols of an Alien Sky (Episode 2): The Lightning Scarred Planet"

Cuando un arco eléctrico corta un canal sobre materia sólida, este deja un patrón especifico. Este canal y patrón serpenteante pueden ser vistos repitiéndose en sí mismos en la naturaleza. Este es emulado por las cicatrices sobre los cuerpos de las personas golpeadas por rayos.

Adicionalmente, Thunderbolts Project cita la abundancia de material rocas y piedras esparcidas a través de paisaje marciano en las imágenes enviadas desde nuestros rovers, como evidencia en apoyo de sus hipótesis del impacto de un rayo cósmico. La magnitud del impacto necesario para cortar el Valles Marineris habría eyectado incontables yardas cúbicas de escombros rocosos al espacio, mucho del cual habría descendido para esparcirse por la superficie.