Miles marcharon este lunes 26 de septiembre, día en que se conmemoraron 2 años de la desaparición de los 43 normalistas, para exigir justicia y rechazar la verdad histórica.

ayotzinapa - marcha
© CuartoscuroFamiliares y ciudadanos marcharon para conmemorar los dos años de la desaparición de los normalistas.
Dos años se cumplieron ayer, desde la desaparición forzada de los 43 normalista de Ayotzinapa, Guerrero, y como cada mes desde aquel 26 de septiembre de 2014, los padres de estos estudiantes marcharon por Reforma, al Zócalo de la capital, aunque esta vez, como hacía mucho tiempo no ocurría, lo hicieron acompañados por miles de personas que, agrupadas en contingentes universitarios, sindicales, religiosos, y populares, salieron a la calle para reclamar "justicia, castigo y verdad".

Justicia para los 43 desaparecidos, los seis asesinados y los dos estudiantes que enfrentan aún lesiones graves tras los ataques que fuerzas de seguridad pública perpetraron en su contra.

Castigo "para los responsables directos e indirectos" de esos ataques, entre los cuales no sólo se encuentran los integrantes del crimen organizado, sino también los funcionarios que han "torcido" la investigación de los hechos, como "Tomás Zerón e Iñaki Blanco".

Y verdad para toda la sociedad mexicana, luego de la "mentira histórica que Jesús Murillo Karam (ex procurador General de la República) quiso hacernos creer a toda la sociedad".

Son las 19:00 horas del 26 de septiembre de 2016, y don Epifanio Álvarez toma el micrófono para hablar ante las miles de personas que han marchado este día, desde el Ángel de la Independencia hasta la esquina de Zócalo a la que ha sido confinada la manifestación, ya que la plancha de la plaza es ocupada por una feria temática sobre cambio climático, organizada por las autoridades capitalinas y federales.
"Exactamente hace dos años - dice Epifanio, papá de Jorge, uno de los 43 normalistas desaparecidos - como a esta hora, como en esta tarde, nuestros hijos todavía estaban a salvo, todavía no sabían lo que les iba a pasar, lo que este pinche gobierno les iba a hacer."
No obstante, insiste, "nuestros hijos no son delincuentes, son estudiantes, y digo 'son', porque están vivos, porque son unos niños, porque son unos inocentes, y así los vamos a estar aguardando: vivos, y en Ayotzinapa están esperándolos 43 butacas, y nosotros los vamos a recibir en la puerta de la escuela."

Pese al gran número de participantes en la manifestación de ayer, y a la diversidad de grupos representados, la marcha de Ángel al Zócalo se realizó sin ningún accidente, ni confrontación con la policía.

Sin embargo, destacó Melitón Ortega, otro de los padres de Ayotzinapa, el hostigamiento en contra de su movimiento, particularmente en contra de los estudiantes normalistas, no ha cesado, y denunció que cuatro alumnos de la Normal permanecen hospitalizados, luego de que el 25 de septiembre pasado fueran reprimidos por las policías Estatal y Federal, durante una manifestación en la capital de Guerrero, Chilpancingo.
"No es posible - lamentó Melitón - que estos políticos corruptos sigan usando la fuerza represiva contra movimientos de la Normal de Ayotzinapa, cuando solamente está exigiendo verdad, justicia, castigo a los responsables."
Otro ejemplo, señaló por su parte Felipe Cruz, también del grupo de padres y madres de Ayotzinapa, es el de Alejandro Sotelo, joven de 24 años que la semana pasada fue sentenciado a 33 años de cárcel, acusado de incendiar una unidad del Metrobús, en el marco de protestas por la desaparición de los normalistas, en 2014.
"Exigimos la libertad inmediata de Alejandro Sotelo - reclamó Felipe Cruz - y exigimos cárcel para Tomás Zerón (ex titular de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR), por alterar las evidencias y la investigación en el caso Ayotzinapa."
El último contingente de la marcha entra al Zócalo a las 20:00 horas, es decir, una hora después de que la vanguardia de la manifestación arribara a la plaza.

Y estos, destaca Felipe Cruz, no son los únicos ciudadanos que han salido este día para "acobijarnos".

También en Quintana Roo, en Michoacán y en Jalisco se han realizado protestas ciudadanas, lo mismo que en otras localidades del país, lo cual, afirma, "nos llena de esperanza, de orgullo y de fuerza".

En nombre de los estudiantes de Ayotzinapa, no sólo de aquellos que hoy llenan las aulas de la Normal, sino también en nombre de los 43 desaparecidos, habla por último Marlboro.

Marlboro es su apodo y, como es regla entre los normalistas, reserva su nombre como medida de seguridad.

A él toca enfatizar que el reclamo de presentación con vida es un compromiso directo para todos aquellos que tienen a Ayotzinapa como su hogar, y a ese deber se suma el de permanecer siempre al lado de los padres de los desaparecidos.

Y a las autoridades, Marlboro les aclara que "no queremos más teatro en el basurero de Cocula, no queremos más mentira histórica, lo que queremos es que se atiendan las líneas de investigación que dejó abiertas el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes".

Esta es la postura, aclaró, no sólo del estudiantado de Ayotzinapa, sino también de la sociedad de padres de familia de la institución, y también la del colectivo de profesores que imparten clase en sus aulas.

La voz de Marlboro cambia, se vuelve más grave, cuando a las 20:00 horas, mientras el cielo comienza a oscurecerse, recuerda que "aproximadamente a esta hora, en Iguala daba inicio la pesadilla..."

Él lo sabe bien, ya que él sobrevivió a los ataques en Iguala.

Y para conjurar la pesadilla, Marlboro usa una antigua frase del ideario guevarista, que resuenan contra el muro de Palacio Nacional: "¡Que sepan - clama el joven moreno y delgado - los nacidos y los que están por nacer, que nacimos para vencer, y no para ser vencidos!".

Pocos minutos después, la manifestación se da por concluida.