La nacionalización del petróleo en México cumple 79 años, en medio de conflictos e incertidumbre, producto de las políticas privatizadoras del actual mandatario, Enrique Peña Nieto.

A 79 años de estos acontecimientos, la presencia de las empresas extranjeras amenaza con instalarse de nuevo en el panorama económico mexicano.
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© PemexLa industria mexicana se encuentra en un proceso donde las compañías privadas empiezan a tener injerencia nuevamente.

La nacionalización impulsada por Lázaro Cárdenas

La nacionalización de la industria no habría sido posible sin la influencia del sector obrero. Los trabajadores, afectados por sueldos reducidos, extensas jornadas laborales y escasas condiciones de seguridad, denunciaron la explotación a la que estaban sometidos, mientras que las compañías extranjeras, beneficiadas con el petróleo mexicano y evitando el pago de los impuestos que señalaba la ley, negaban cualquier propuesta de mejora salarial para los trabajadores locales.

Estas actitudes derivaron en una huelga de obreros mexicanos el 31 de mayo de 1937, como consecuencia de una serie de diálogos infructuosos, impulsados por el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros. Las exigencias de los trabajadores abarcaban un aumento de sueldo del 90 por ciento, una jornada laboral de 40 horas, derecho a la salud y a la incapacidad pagada, entre otros.

Luego de diez meses de protesta, los trabajadores retomaron sus labores, gracias a la participación del presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, quien impulsó en su momento la creación de sindicatos y tenía un gran respaldo del sector obrero.
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© Desconocido
Propuso un aumento de 26 millones de pesos en salarios caídos de la huelga realizada entre el 31 de mayo al 9 de junio de 1937, pero las empresas se negaron.

Incluso con la intervención de la Suprema Corte de Justicia, quien ordenó la concesión del aumento y las condiciones que solicitaron, las compañías se negaron a obedecer.

Finalmente, el 18 de marzo de 1938 llegó el anuncio que cambió la historia de México. El general Cárdenas manifestó ante los medios de comunicación la nacionalización petrolera, la cual significó la expropiación legal del recurso que hasta entonces explotaban 17 compañías extranjeras.

De esta manera, Máquinas, refinerías y pozos fueron apropiados por la nación. Las compañías fueron fundidas en una sola, y nació Petróleos Mexicanos (Pemex), dirigida por el Gobierno.

La nacionalización fue una medida celebrada por el pueblo mexicano, a pesar de los problemas iniciales, pues las compañías exigieron el pago inmediato por la expropiación. Pese a esto, los trabajadores cooperaron con entusiasmo para reunir el dinero necesario para cumplir con los plazos.

Reforma Energética

Sin embargo, luego de décadas de lo ocurrido, en diciembre de 2013, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto promulgó la reforma energética, la cual permite la inversión de empresas privadas (nacionales o extranjeras) en la exploración y explotación de hidrocarburos en territorio mexicano.

Esto rompe una tendencia de casi un siglo, ya que el Estado siempre estuvo encargado del cumplimiento de las actividades petroleras, desde la nacionalización.

De esta manera, fueron modificados tres artículos de la Constitución de México, que facilitaron la participación de compañías privadas en la industria energética, mediante contratos con el Estado. Quienes defienden la ley, aseguraron que esta reforma generaría un aumento de la producción de Pemex y la convertiría en "más competitiva".

Sin embargo, esta ley presenta una gran controversia en la sociedad mexicana. En primer lugar, el campesinado ve comprometida su calidad de vida, al tener las empresas privadas la libertad de utilizar cualquier terreno deseado, mediante el pago de un porcentaje de las ganancias que obtengan por la explotación de recursos.

Asimismo, la reforma utiliza herramientas como el "fracking" (fracturación hidráulica), para el trabajo del gas de esquisto. Esta técnica contamina el medio ambiente, además de ser causante de posibles terremotos.

Estas, entre otras razones, promueven la pobreza, el desempleo la fuga de capitales y la destrucción del patrimonio nacional, según afirman los opositores a la medida.

Razones similares a aquellas que promovieron la Revolución Mexicana de 1910, y tuvieron incidencia en la nacionalización posterior, llevada a cabo en 1938. Hechos diferentes, un mismo concepto reivindicatorio, retomado por el pueblo mexicano en la actualidad, dónde el pueblo debe convertirse, una vez más, en bastión de la defensa nacional.