En la comunidad científica canadiense crece hoy la alarma debido al elevado número de muertes de ballenas francas, en el orden de 10 durante los dos últimos meses.
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La situación también preocupa al Departamento federal de Pesca y Océanos, que consideró 'muy preocupante' la cantidad sin precedentes de muertes de esta especie en peligro de extinción.

Entre las medidas inmediatas que tomó la entidad para proteger a la decreciente población de esos mamíferos marinos figura la de pedir a los buques mantener una velocidad de menos de 20 kilómetros por hora (unos 10 nudos) en el golfo de San Lorenzo.

También a juicio de la presidenta de la Sociedad de Respuesta a Animales Marinos de Canadá, Tonya Wimmer, esta situación no tiene precedentes y resulta catastrófica.

Por el bien de esa especie, debemos parar ya la cadena de muertes, pues nunca se habían tenido reportes tan altos en una misma temporada, expresó a la prensa local.

Incluso, agregó, es posible que más ballenas hayan perecido, pero aún no se encuentran sus cuerpos.

La actividad humana fue causante de varios decesos: tres de las ballenas murieron por un golpe contundente como los ocasionados al chocar con un gran buque, y otras se enredaron con equipos de pesca.

Para Wimmer, resulta necesario trazar estrategias a largo plazo con el fin de prevenir futuros desastres y pidió establecer reglas en la velocidad de los buques, sus rutas y en el uso del equipamiento pesquero.

En tanto, el investigador de Universidad de Dalhousie Kim Davies consideró al año 2017 como el más mortífero para las ballenas francas, desde que los científicos comenzaron a seguir el rastro de este cetáceo en la década de 1980.

Desde mediados de junio, al menos 10 ballenas francas del Atlántico Norte murieron en el golfo de San Lorenzo, en la costa oeste de la localidad canadiense de Terranova.

Esos mamíferos se encuentran en peligro crítico y los estudios estiman que solo hay unos 500 ejemplares en todo el mundo.

Bajo el nombre científico de Eubalaena glacialis, al cetáceo se le conoce como ballena franca debido a calificativos de los balleneros, quienes las consideraron como las 'correctas' para ser cazadas porque son dóciles y flotan al morir.