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Metido en tres conflictos armados a la vez y dispuesto a poner reglas monetarias y nucleares al mundo, el presidente francés Nicolas Sarkozy parece cobrar un creciente ímpetu en la escena global pese a su baja popularidad doméstica.

El mayor dinamismo de Sarkozy fue evidente en las últimas semanas en Libia, donde aviones franceses lanzaron los primeros disparos de occidente contra las fuerzas de Muamar Gadafi, y en Costa de Marfil, donde helicópteros galos atacaron posiciones del acorralado líder Laurent Gbagbo.

Esto, sumado a una presencia de 4.000 soldados franceses en Afganistán para reforzar el combate de Occidente al Talibán, marca un hecho inédito en la historia reciente de Francia, opinan expertos.

"Hay una política más activa", dijo Francois Heisbourg, consejero de la Fundación para la Investigación Estratégica, un centro de análisis francés, en diálogo con BBC Mundo.

"Es la primera vez desde la guerra de descolonización que estamos en tres conflictos activos al mismo tiempo", agregó.

Ambición global

El creciente protagonismo de Sarkozy a nivel internacional ocurre mientras el presidente francés enfrenta una crisis de popularidad en su propio país que amenaza sus posibilidades de reelección en 2012.

Sin embargo, Sarkozy también se ha mostrado ambicioso a la hora de fijar objetivos para las presidencias del G8 y G20 que ejerce este año.

Uno de esos objetivos prioritarios es una reforma del sistema monetario internacional para adaptarlo a los tiempos vigentes. También ha propuesto regular los mercados de materias primas para combatir la volatilidad de precios.

La semana pasada, Sarkozy se convirtió en el primer jefe de Estado extranjero en visitar Japón después del terremoto y tsunami del 11 de marzo y la crisis en las centrales nucleares de ese país.

Allí anunció que organizará una reunión de responsables de energía nuclear de los miembros del G20 para establecer normas internacionales de seguridad nuclear antes de fin de año.

"Algo de Bush"

Este tipo de planteos, así como su papel de promotor de la intervención militar en Libia, le han permitido a Sarkozy trascender las riñas de la política doméstica francesa y proyectar una imagen de presidente protector y activo.

Algunos analistas creen que esto podría darle réditos electorales en un país cuyos ciudadanos creen que debe ser una voz moral en el mundo - y donde la globalización y la crisis económica generan gran ansiedad.

Pero también hay críticos que sospechan de las intenciones y los objetivos de Sarkozy en política exterior. Algunos lo comparan con Napoleón y otros con el ex presidente estadounidense George W. Bush

"Hay algo de Bush en el señor Sarkozy", dijo esta semana el diputado socialista Jean-Marie Le Guen en la radio Europe1.

Agregó que el presidente francés tiene "una tendencia a utilizar la fuerza antes que la política, sin considerar realmente las consecuencias políticas de hoy y de mañana".

"Ya veremos"

No obstante, el general francés retirado Jean-Vincent Brisset rechazó la idea de que Sarkozy actúa en la escena mundial motivado por cálculos electorales.

"Si el presidente francés da la hora, diremos que es a título electoral", dijo Brisset, un experto en defensa del Instituto francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas, en diálogo con BBC Mundo.

A su juicio, las intervenciones militares en Libia y Costa de Marfil ayudaron a proteger a la población civil de los respectivos conflictos, con el aval de las Naciones Unidas.

Esto quizá permita a Sarkozy eclipsar las críticas que recibió por el papel pasivo de Francia en las crisis de Túnez y Egipto, aún a riesgo de ser acusado de intromisión o neocolonialismo.

Según Heisbourg, si Francia puede salir bien parada de los tres conflictos armados en los que está metida es una pregunta aún abierta.

"No digo que sea una muy buena idea, pero el hecho es que ahí estamos", comentó. "Ya veremos el resultado".