Relajarnos después de un esfuerzo o una situación de estrés. Regular los latidos del corazón tras una carrera o un sobresalto. Relajar nuestros pulmones y reducir la entrada de oxígeno y favorecer así un estado de calma... Todos esos procesos tan esenciales en nuestro día a día, los regula y controla una parte esencial de nuestro cuerpo: el sistema nervioso parasimpático.
sistema nervioso
Hace poco hablamos en nuestro espacio del sistema nervioso simpático y de su participación en otro tipo de conductas: las relacionadas con la activación, la respuesta fisiológica ante una amenaza, ante el estrés, etc. En este caso, estamos en esa parte del sistema nervioso autónomo que facilita el restablecimiento de la energía corporal. Asimismo, son tareas que este conjunto de fibras nerviosas y ramificaciones llevan a cabo sin control consciente.

Más allá de lo que pueda parecer, el tema es sin duda interesante en muchos más aspectos de los que pensamos. Lo es porque conocer el funcionamiento de este tipo de estructura nos facilita el poder entender mejor por qué somos como somos, y a su vez, descubrir cómo podemos mediar en nuestra salud y bienestar. Un ejemplo de ello es lo que nos explican en estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Medicina de Harvard y publicado en la revista Music Perception.

Según este trabajo, la música tiene un efecto terapéutico sobre el sistema nervioso parasimpático en personas que tengan alteraciones en esta área. Lo hace mejorando su actividad y sus funciones. Ello se explica sin duda por su capacidad para favorecer la calma y la relajación, mediando así en esa característica que define a dicho sistema.

"Como el hueso al cuerpo humano, y el eje a una rueda, y el ala a un pájaro, y el aire al ala, así es la libertad la esencia de la vida. Cuanto sin ella se hace es imperfecto".

-José Martí-
sistema nervioso autónomo
¿Dónde se distribuye el sistema nervioso parasimpático?

Como ya hemos señalado al inicio, el sistema nervioso parasimpático forma parte del sistema nervioso autónomo. Ahora bien, para hacernos una idea de dónde está, debemos situarnos justo en el encéfalo. Es de aquí desde dónde parte, a través de una serie de nervios craneales. Más tarde, debemos descender a otra área, a otra zona de la médula espinal que es el sacro, donde inerva desde la S2 al la S4.

Veamos no obstante con detalle cómo se distribuye:
  • Área craneal: en esta zona el sistema nervioso parasimpático se conecta con el hipotálamo, el mesencéfalo y el romboencéfalo. Asimismo, aquí tiene una gran relevancia el nervio vago, el cual llega hasta el corazón, los pulmones y el tubo digestivo para llevar a cabo funciones vitales.
  • Área sacra: esta región ya no está conectada a nivel intracraneal, sino en la propia médula espinal. Aquí inerva con la zona urogenital para regular tareas como la micción.
Asimismo, cabe estacar que la comunicación entre neuronas se lleva a cabo mediante la acetilcolina, tanto a nivel preganglionar como postganglionar.

Funciones del sistema nervioso parasimpático

Sabemos que el sistema nervioso simpático media en nuestro ahorro energético. Es decir, nos ayuda a pasar de un estado de alerta a uno de calma. Sin embargo, cabe decir que lleva a cabo más tareas, más funciones esenciales para nuestra supervivencia y que realizamos de forma inconsciente o involuntaria. Son las siguientes.

Sistema cardiovascular

Las funciones del sistema parasimpático en el sistema cardiovascular están controladas por el nervio vago. Así, su principal tarea es regular el ritmo cardíaco, tanto la frecuencia como la fuerza de la contracción. Reduce también la presión sanguínea.

Asimismo, y no menos interesante, cabe decir que gracias al sistema parasimpático podemos mejorar procesos cognitivos tan importantes como la memoria, la atención, la resolución de problemas... Según un estudio publicado en la Universidad de Psicología, Ruhr Bochum, en Alemania, cuando nuestra frecuencia cardíaca se regula y el ritmo cardíaco es menos acelerado, nuestro cerebro trabaja mucho mejor.


Sistema digestivo

Media en el proceso de la digestión de diversos modos: controla la pared del estómago facilitando las contracciones y la actividad peristáltica, y facilita la secreción de hormonas como la gastrina, secretina e insulina. También regula la salivación y la deglución.

Por otro lado, hay un aspecto que no podemos olvidar: la digestión demanda un alto coste energético. Por ello, lo que hace el sistema nervioso parasimpático es centrar toda la energía durante este proceso en nuestro sistema digestivo.

Sistema excretor

El sistema parasimpático controla y regula tanto el proceso de eliminación de los esfínteres como la coordinación de la micción.

Sistema genital

Esta estructura conformada por nervios y ganglios tiene una relevancia clave en nuestra sexualidad. Gracias a este sistema se favorece la excitación sexual.

Sistema respiratorio

La función de este sistema en nuestros pulmones es clave para estimular la broncoconstricción. Es decir, ese mecanismo por el cual se estrechan las vías aéreas para bloquear o disminuir el flujo de oxígeno que recibimos.

Sistema visual

Cuando estamos en un estado de reposo y este sistema considera que no es necesario que captemos más luz, contrae nuestra pupila.

Para concluir, tal y como hemos podido descubrir, el cuerpo humano es tan complejo como perfecto a la vez. Somos esos seres preparados para reaccionar ante cualquier estímulo, para adaptarnos a cualquier circunstancia y regular nuestro organismo de acuerdo a nuestras necesidades. Entender cada proceso del sistema nervioso autónomo(incluyendo el sistema simpático y el parasimpático) nos permite sin duda saber mucho más sobre nosotros.