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El movimiento autodenominado 15-M, que dice reunir a "ciudadanos indignados" por la crítica situación económica y social de España, volvió a desafiar anoche a la policía y a los gobiernos regionales de distintas partes del país con nuevas y multitudinarias marchas que desbordaron a la madrileña Puerta del Sol y otros espacios públicos emblemáticos de Barcelona, Sevilla y Valencia.

El grupo, que se había manifestado anteayer, desobedeció ayer una orden de la Junta Electoral de Madrid, que por la mañana había decretado "ilegal" la toma de la Puerta del Sol. En su resolución, el organismo comunal tuvo en cuenta los posibles efectos que el improvisado camping podría tener en las elecciones municipales y comunales que se celebrarán el domingo, por lo que exhortó a los manifestantes a levantar de inmediato el campamento de la plaza usurpada.

Tras una asamblea, el grupo conformado por más de 100.000 personas -principalmente desempleados, subempleados, trabajadores informales y los aquí llamados "precarizados"- decidió rebelarse contra la medida y lanzó una urgente convocatoria a través de Facebook y Twitter para volver a llenar la plaza por la noche, tal como había sucedido anteayer, y así dificultar cualquier operativo de desalojo por parte de la policía.

Sin embargo, la policía afirmó que no se les había exigido que desalojaran la plaza usurpada. "No tenemos más órdenes que las de evitar que nadie entre con objetos susceptibles de ser utilizados como arma", explicó un vocero policial citado por la prensa local, más allá de que seguidamente advirtió sobre la ilegalidad de la concentración. "Todos los concentrados están incurriendo en un delito", señaló.

No obstante, y luego de que muchos corearan la histórica consigna republicana de "no pasarán" al advertir la llegada de refuerzos policiales antes de la asamblea de las 20, los organizadores de la protesta decidieron redoblar el desafío. Lejos de contentarse con resistir la orden oficial de desalojo, los "indignados" convocaron a una masiva marcha para pasado mañana, día en que están prohibidas todas las manifestaciones políticas.

"Nosotros no tenemos que acogernos a esa normativa, pues no somos un partido político", dijo uno de los voceros del 15-M, a pesar de que en la Puerta del Sol ayer La Nacion pudo advertir varios carteles en los que se convocaba abiertamente a votar a "partidos pequeños" para castigar el virtual bipartidismo que practican el oficialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el conservador Partido Popular (PP).

Ayer, precisamente, fue desde esa fuerza política opositora, que según las encuestas se impondría en los comicios del domingo en todo el país por un margen de hasta un 16,5% sobre el PSOE, desde donde se escucharon las más furiosas críticas contra los "indignados".

Modelo egipcio

El flamante movimiento tiene dos modelos de "lucha del siglo XXI" por seguir: el de las rebeliones populares ocurridas en Islandia y Egipto. Sin embargo, los analistas prefieren comparar más al accionar de los "indignados" con el de los egipcios.

"La naturaleza de la protesta pacífica, incluidos mensajes en las redes sociales, se hace eco de las manifestaciones a favor de la democracia que revolucionaron Egipto", observó la cadena británica BBC, que también destacó el alto nivel de organización dentro del campamento de la Puerta del Sol.

"Como sucedió recientemente en la plaza Tahrir, de El Cairo, los españoles establecieron comités ciudadanos para realizar las comunicaciones y administrar la comida, la limpieza, las acciones de protesta y los asuntos legales", agregó la BBC.



Video: Cómo es el campamento en Madrid