Los experimentos sobre la sífilis se llevaron a cabo en Guatemala entre los años 1946 y 1948, en el marco de un programa patrocinado y ejecutado por el Gobierno de EE. UU.
El objetivo de los ensayos fue comprobar la efectividad de nuevos fármacos antibióticos como la penicilina y otros tratamientos.
Los médicos, generalmente estadounidenses, infectaron de sífilis y otras enfermedades venéreas como la gonorrea, mediante inoculación directa y sin consentimiento ni conocimiento de las víctimas: ciudadanos guatemaltecos, entre ellos presos, soldados, pacientes psiquiátricos, prostitutas e incluso niños huérfanos.
El proyecto fue impulsado por la Secretaría de Salud Pública de EE. UU., por medio del médico John Charles Cutler, quien también participó en otros experimentos controvertidos con seres humanos.
La información respecto a estas acciones en Guatemala se descubrió en los archivos del caso Tuskegee, una experiencia similar llevada a cabo entre población afroamericana de EE. UU. Anteriormente se creía que el número de infectados no superaba las 700 personas. Ahora se calcula que más de 1.500 guatemaltecos fueron contagiados deliberadamente.
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