Investigadores españoles han descubierto cómo consigue el glioblastoma, el cáncer cerebral más frecuente y agresivo, invadir el tejido sano sin apenas resistencia, un hallazgo que podría convertirse en un 'talón de Aquiles' que logre frenar la progresión de este cáncer cerebral.

Human Brain
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El objetivo del trabajo, publicado en la 'revista PNAS', es desactivar la función antitumoral que poseen estas células, denominadas pericitos, y obligarlas a trabajar en la expansión del tumor. Este cambio en la función de los pericitos, que dejan de ser células defensoras para convertirse en "enemigas", lo logra el glioblastoma alterando uno de los "servicios de limpieza" celular, la autofagia mediada por chaperonas.
Y es que, mediante la autofagia la célula descompone y destruye proteínas dañadas o anómalas, y las chaperonas son proteínas que trabajan activamente en esta tarea. La alteración por el glioblastoma de este servicio de limpieza cambia la función de defensa proinflamatoria de los pericitos por otra inmunosupresora, que favorece la supervivencia del tumor.

Concretamente, en la investigación se ha podido comprobar en un modelo de ratón que el bloqueo de esta autofagia anómala dificulta el desarrollo del tumor, al provocar la adhesión defectuosa del glioblastoma al pericito y, con ello, la muerte de las células cancerosas, por lo que se convierte en un objetivo terapéutico prometedor.

Este estudio está liderado por Rut Valdor, investigadora del departamento Medicina Interna, Grupo Terapia celular y TPH-Universidad de Murcia, que ha contado con la colaboración de David García-Bernal, Carlos M. Martinez y Jose M. Moraleda, también de MIB-Arrixaca; Dolores Riquelme y Salvador Martinez, del Instituto de Neurociencias, Consejo Superior de Investigaciones Cientícas de la niversidad de Miguel Hernández en Alicante, y Ana Maria Cuervo y Fernando Macia, del Departamento de Biología Molecular del Desarrollo, Facultad de Medicina Albert Einstein en Nueva York (EEUU).

La investigación revela "una capacidad previamente desconocida del tumor cerebral para modular las proteínas que regulan una respuesta inmune ecaz contra el tumor en los pericitos a través de la autofagia mediada por chaperonas". "Se trata de un mecanismo de degradación de proteínas especícas que esta altamente desregulado y degrada esas proteínas de manera tan masiva que desajusta las funciones de defensa contra el tumor, ayudándole en su propia progresión", ha añadido Valdor.

Concretamente se muestra que modula la autofagia mediada por chaperonas (AMC) en los pericitos, y promover así la progresión del tumor. "Nuestros resultados apuntan a la AMC como un objetivo terapéutico prometedor para tratar este agresivo cáncer cerebral hasta ahora sin cura", ha dicho el doctor Martínez.

Trabajos previos del grupo mostraron que la inuencia del glioblastoma sobre el pericito impide que los linfocitos T destructivos puedan atacar al tumor. "Por eso el cerebro no detecta el glioblastoma y no puede reaccionar contra él", ha añadido.

Este nuevo hallazgo estrecha el cerco contra este agresivo tumor cerebral y está en sintonía con la hipótesis actual sobre el papel de la autofagia en la supresión de los primeros estadíos del desarrollo tumoral y cómo las alteraciones en este proceso contribuyen a su progresión.

La clave: bloquear la interacción

La importancia de este estudio radica en que cuando se bloquea este tipo de autofagia se produce un cambio en los niveles de proteína involucrados en la interacción células tumorales-células perivasculares y el pericito responde efectivamente como célula de defensa alertando al resto del sistema inmune, el cual reacciona correctamente favoreciendo la eliminación del tumor.

Según señala la investigadora, en condiciones normales, en un cerebro sano, "los pericitos tienen, entre otras, una función inmunológica de defensa eliminando moléculas tóxicas y activando factores inflamatorios que permiten que el sistema inmune elimine, por ejemplo, infecciones de bacterias o virus"

Los resultados obtenidos demuestran que al bloquear la autofagia mediada por chaperonas selectivamente a través de la única proteína que limita este proceso, LAMP-2A, y como posible y prometedora diana terapéutica, se provoca que los pericitos no entorpezcan el proceso natural que desarrollarían estas células como defensa del cerebro.

De esta forma, disminuye la supervivencia del tumor "al impedir que las células tumorales puedan interactuar con los pericitos, evitándose que la célula tumoral modique la función inmune de defensa del pericito y se nutra de ella, permitiendo que el resto del sistema inmune funcione correctamente y reaccione contra el tumor", explica Valdor.

El estudio ha sido confirmado en biopsias de pacientes con tumor de glioblastoma.