El fósforo, un elemento presente en el ADN y las membranas celulares, es esencial para el desarrollo de la vida en la Tierra, pero hasta ahora su orígen era desconocido.
asteroid DNA
© ESO
Cometas caídos en la Tierra podrían ser los 'transmisores' de un elemento presente en el ADN y las membranas celulares, esencial para el desarrollo de toda forma de vida según la conocemos, como es el caso del fósforo. Hasta ahora su origen en el planeta era desconocido, pero astrónomos del Observatorio Europeo Austral publicaron este miércoles un estudio que revela que el fósforo tiene un origen interestelar y podría haber sido transportado a la Tierra por asteroides.

"La vida apareció en la Tierra hace unos 4.000 millones de años, pero aún no conocemos los procesos que la hicieron posible", señaló Víctor Rivilla, investigador del Instituto Nacional de Italia para Astrofísica y autor principal de un novedoso estudio publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Los astrónomos utilizaron el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un telescopio único de diseño revolucionario, compuesto inicialmente por 66 antenas de alta precisión, para observar la región de formación de estrellas AFGL 5142. Allí detectaron que las moléculas que contienen fósforo, o más específicamente monóxido de fósforo, se forman cuando nacen estrellas masivas.


Según el estudio, los flujos gasíferos de las jóvenes estrellas masivas abren cavidades en el gas que las rodea y las moléculas de fósforo se forman en las paredes de esas cavidades. Cuando colapsan para formar una estrella, el monóxido de fósforo puede congelarse y quedar atrapado en los granos de polvo helado que orbitan a su alrededor. Posteriormente, esos granos se unen y forman cometas, que se convierten en transportadores de monóxido de fósforo hacia otros puntos de la galaxia, incluyendo planetas como la Tierra.

Una vez que tales moléculas fueron encontradas en las regiones formadoras de estrellas, los científicos pasaron a analizar un objeto del Sistema Solar -el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko- y pudieron confirmar que contenía monóxido de fósforo. Para su estudio, el equipo utilizó un instrumento llamado ROSINA, un espectrómetro de órbita Rosetta para análisis de iones y neutros, que estuvo recopilando datos del 67P a lo largo de dos años.

Según afirman los astrónomos, este primer avistamiento de monóxido de fósforo en un cometa ayuda a establecer una conexión entre las regiones formadoras de estrellas, donde se crea la molécula, hasta nuestro planeta.

"El fósforo es esencial para la vida tal como la conocemos", aseguró Kathrin Altwegg, investigadora principal de Rosina y coautora del estudio.
"Dado que los cometas probablemente entregaron grandes cantidades de compuestos orgánicos a la Tierra, el monóxido de fósforo encontrado en el cometa 67P puede fortalecer el vínculo entre ellos y la vida en la Tierra", agregó la científica.