© EFEManifestación de trabajadores de la hostelería este jueves en La Coruña.
Un sector que ya sufrió el azote del primer confinamiento y que ahora ve cómo las nuevas medidas pueden suponer la sentencia a muerte para los supervivientes.
Incomprensión en Cataluña
Este jueves la Generalitat de Cataluña decidió prorrogar el cierre de la hostelería diez días más. A sus 53 años, Pilar Tello no se le cree. "Es que no lo entiendo, no lo entiendo -repite a NIUS- anteayer estaban diciendo que a lo mejor nos dejaban volver a abrir y ahora lo vuelven a posponer. Esto va a ser la ruina total".
Pilar es una de las dueñas de la Granja Cafetería Canigó, un negocio en la localidad de Sils (Girona) en el que ha invertido los últimos 15 años de su vida y que ahora ve cómo se le va de las manos. "Esto es muy fuerte -dice con la voz entrecortada- de esto vivíamos cinco familias y ya hemos tenido que despedir a un empleado. Así no vamos a poder sobrevivir porque ya están diciendo que cuando nos dejen volver a abrir sólo van a permitir las terrazas y al 50%".
Mucho ha llorado la propietaria por salvar un negocio "familiar y humilde, de gente trabajadora" que ahora, se lamenta, no puede sacar adelante.
"Sólo pedimos que nos dejen trabajar"
No lejos de allí, está Queco Martínez que deja un momento de comer para atender a NIUS y contar la situación de su negocio, Can Forellac. El anuncio de la Generalitat le ha dejado descolocado. "No sé qué pensar, no sé la razón real de todo esto. No veo lógico que aquí nos cierren y en Madrid no, aunque si lo hacen así será que lo creen conveniente", reflexiona.
Queco tiene 22 años, ha estudiado Derecho y ahora está haciendo un máster. "El problema no soy yo, son mis padres. Tienen más de 60 años, a ver a dónde van con esa edad. Cuando veo a mi madre desesperada, pendiente del televisor, se me caen las lágrimas".
Lo único que quieren, explica, es que les dejen trabajar. "Nosotros no pedimos ayudas, sólo queremos seguir adelante, remontar". "Hemos cumplido todas los requisitos -continúa- nos hemos adaptado a la situación, redujimos el aforo; respetamos todas las medidas de seguridad. Estamos pagando los platos rotos y no nos corresponde a nosotros, que pongan inspectores que supervisen el cumplimiento de las normas, pero que no nos cierren, que nos dejen trabajar", insiste.
Manifestaciones en Galicia
"Es una injusticia que cierren nuestros locales y los datos así lo demuestran. Queremos que las ayudas lleguen ya. Necesitamos un balón de oxígeno porque el sector lo está pasando realmente mal. Queremos trabajar, necesitamos trabajar", explica a NIUS Sergio González, miembro de la Asociación de Hostelería de Santiago de Compostela.
Sergio sufre este mes el cierre como el resto de los hosteleros gallegos de los 60 concellos afectados. "Todo parece fruto de la improvisación -asegura- y lo más fácil es cerrar nuestros locales, estamos en crisis total y es una situación extrema. No aguantamos más. Ya hay muchos que han anunciado su cierre y esto es una sangría. Animo a mis compañeros a aguantar pero estamos en una situación límite y casi todos los días hay locales que están cerrando de manera definitiva".
Diferencias entre comunidades "que no se entienden"
"No entendemos la diferencia entre comunidades", dice Diego, dueño de una cervecería de la ciudad de A Coruña. Por segunda vez en lo que va de 2020 se ha visto obligado a bajar la persiana y a permanecer un mes cerrado. "No entiendo que en Madrid, con muchos más casos diarios, estén abiertos y nosotros tengamos que cerrar. El 90% de los locales hemos cumplido con todas las medidas sanitarias que nos han exigido. Y sin embargo estamos en casa y sin ayudas directas. Es más fácil cerrar la hostelería que los grandes centros comerciales donde no se atreven a cerrar porque hay marcas que no lo van a permitir", se queja.
Como Sergio y como Diego se encuentra Iván quien ha acudido a la manifestación de A Coruña. "Pensamos que el cierre es un tema más político que sanitario. Galicia es la segunda comunidad con menor incidencia y tenemos las medidas más restrictivas del país. Madrid, si los datos no mienten, ha mejorado su situación sanitaria con la hostelería abierta. En cambio en Barcelona llevan 27 días con los locales cerrados a cal y canto y siguen subiendo los contagios. Creo que nuestro cierre es una decisión para contentar a la gente, más que una medida efectiva. Los contagios han sido mínimos en hostelería. Además nos han prometido unas ayudas que no llegan y la situación es límite", explica.
© Europa PressUna trabajadora de un bar de la Calle Navas simula la defunción de la hostelería en Granada.
Este jueves salieron a las calles los propietarios de bares y restaurantes en ciudades como Alicante, Ciudad Real, Granada; León, Lugo Logroño; Pamplona, Oviedo, Salamanca; Segovia, Sevilla, Toledo; Valencia, Zamora o Zaragoza. Marchas por toda España para pedir a las autoridades la concesión de ayudas directas con las que salvar su actividad y paliar los efectos de las restricciones aplicadas con motivo de la pandemia.
Convocados por las patronales hosteleras, los responsables de Hostelería de España entregaron al delegado del Gobierno en Madrid una carta dirigida al presidente, Pedro Sánchez, en la que solicitan 8.500 millones de euros en ayudas a fondo perdido para salvar 100.000 locales y un millón de empleos. Piden también una rebaja del IVA al 5 % y moratorias en la devolución de créditos.
Los ERTE y los préstamos ICO "ya no son suficientes"
Ayudas incluidas en un plan de rescate diseñado por la propia patronal de la hostelería, similares -aseguran- a las acciones adoptadas en países vecinos. La extensión en el tiempo de la pandemia y el debilitamiento de las empresas, explican en la misiva, hace que las medidas habilitadas, como los ERTES y los préstamos ICO, "ya no sean suficientes".
© niusdiario.esManifestaciones de los hosteleros en Málaga.
© niusdiario.esManifestaciones de los hosteleros en Málaga.
Con anterioridad a la crisis, el sector estaba compuesto por cerca de 316.000 establecimientos, entre restaurantes, cafeterías, bares, locales de ocio nocturno y alojamientos turísticos que, en conjunto, empleaban a 1,7 millones de trabajadores y facturaban más de 123.612 millones de euros. Todo ello supuso una aportación del 6,2% a la economía española.
Un colectivo que ahora se dice indignado no sólo por las importantes pérdidas económicas, sino por lo que consideran es "un intento de criminalizar al sector y mostrarlo como foco de contagio del coronavirus pese a que las estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad revelan que es el origen de cerca del 3 % de todos los casos".
Comentario: La partidocracia enquistada en España sigue destruyendo a los gobernados paso a paso. Incluso los hace pelear por las medidas cada cual más restrictiva entre las autonomías de los partidos estatales. La clase política está enloqueciendo y empobreciendo a los españoles adrede, como medidas voluntarias para beneficio propio y de las élites financieras.
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