UNICEF, uno de los brazos de la ONU, otra vez se encuentra inmersa en la controversia, debido al informe que realizó en abril del 2021, en el que sugiere que no hay evidencias suficientes para concluir que la exposición a la pornografía es perjudicial para los niños, según lo que reportó el Centro para la Familia y los Derechos Humanos (C-Fam).
Niñas recogen agua para beber en un punto de hidratación
© UNICEF Ecuador/CC BY 2.0Niñas recogen agua para beber en un punto de hidratación dispuesto por UNICEF Ecuador en Rumichaca, Ecuador. 21 de marzo de 2019.
El C-Farm, una organización independiente, que supervisa las políticas de derechos humanos de las Naciones Unidas y otras instituciones internacionales, asegura que el informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), titulado "Herramientas de aseguramiento de la era digital y los derechos del niño en línea en todo el mundo", basó sus resultados en un estudio hecho en 19 países de la Unión Europea.

Según se indica desde el C-Farm, el controvertido estudio concluyó que en la mayoría de los países, de los niños que vieron imágenes pornográficas, la mayoría no estaban "ni molestos ni felices", incluso mencionó que el 39 % de los niños españoles estaban "felices".

En consonancia con lo expuesto por este grupo de análisis de las políticas de derechos humanos en la ONU (C-Farm), la vicepresidenta y directora del Instituto de Investigación del Centro Nacional de Explotación Sexual, Lisa Thompson, realizó una fuerte crítica hacia UNICEF.

"El informe de UNICEF ignora la gran cantidad de investigaciones que demuestran los daños de la pornografía a los niños. Al ignorar los daños reales que puede tener la pornografía, UNICEF está jugando a la ruleta con la salud y la seguridad de los niños", dijo Thompson.

La organización que preside Thompson, y que proporciona investigación experta para plantear las decisiones políticas que se deben implementar para poner fin al abuso sexual y la explotación de mujeres y niños, ha descubierto que la pornografía puede ser un factor central de este abuso.

"La pornografía convencional contiene abusos sexuales horribles, violaciones, incesto, racismo, todo lo que los niños no deben consumir", resaltó Thompson, todo lo cual "pone a los niños en peligro".

UNICEF dice que se podrían estar infringiendo los derechos del niño, si se les impide acceder a la pornografía en línea. La agencia globalista basa esta afirmación, en una interpretación laxa del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Además considera que los procesos de verificación de la mayoría de edad para el acceso a la pornografía en internet son un obstáculo para lo que llaman «educación vital en sexualidad».

Las políticas progresistas que impulsa la ONU para imponer su agenda desde sus distintas agencias, resultan extremadamente dañinas para los niños.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) está presionando para imponer una controvertida "educación sexual inclusiva" (ESI) a los niños, tanto en las instituciones escolares como en otros ámbitos educativos y sociales.

La orientación técnica sobre "educación integral en sexualidad", fue publicada en 2018 por la UNESCO, otro de los brazos globalistas de la ONU, y generó gran controversia en todo el mundo teniendo en cuenta la falta de etiquetas de género biológicas, la modificación del lenguaje tradicional y la promoción abierta de la ideología igualitaria.

La publicación del informe por parte de UNICEF se produce pocos días después de que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional anunciara la renovación de su asociación con UNICEF, proporcionando $300 millones adicionales en financiamiento directo del programa.

La vida de los niños está cada vez más mediada por las tecnologías digitales, y cómo esto afecta a su bienestar tanto físico como psicológico debería ser un tema central para una organización que dice abogar por los niños, pero UNICEF se muestra cada vez más abiertamente contraria a su supuesto propósito de cuidar el bienestar del niño, llamando al acceso de los menores a la pornografía bajo el disfraz de derechos humanos y educación sexual, incluso sumándose al impulso feminista del aborto.