La imposición de un techo a los precios del petróleo ruso no solo no daría los resultados que Occidente desea, sino que tendría consecuencias inasumibles para los países del Grupo de los Siete (G7), afirmó el columnista de 'The National Interest' Matthew May.
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© AP Photo / Gregory Bull
Se espera que los países del G7 van a imponer un techo a los precios de los productos petrolíferos rusos transportados por mar el 5 de diciembre. Según una directriz política estadounidense, el límite de precios impedirá que las empresas con sede en los países del G7 presten servicios de corretaje de productos básicos, financiación, transporte marítimo, seguros, abanderamiento y corretaje aduanero para el transporte marítimo de petróleo ruso.

El G7 apuesta por ejercer su dominio en el mercado de los seguros de protección e indemnización (P&I) para minimizar las oportunidades de los compradores de petróleo ruso de evadir el límite de precios, indicó May, ya que el grupo internacional de P&I ofrece cobertura de responsabilidad civil marítima a cerca del 95% de la flota petrolera mundial.

"La formación de un cártel de compradores no tiene precedentes, pero a pesar de la inteligente lógica que sustenta el límite de precios, el plan del G7 contribuirá a la agitación de los mercados energéticos mundiales o tendrá un efecto mínimo en la reducción de los ingresos petroleros rusos. En ambos casos, las hipótesis de los responsables políticos occidentales sobre la eficacia y los costes políticos de su guerra económica contra Rusia quedarán en entredicho", escribió el periodista..
En la opinión de May, es probable que Rusia recorte la producción para apoyar la subida de los precios en medio de la ralentización de la demanda mundial, lo que provocará un frenesí en los mercados y rechazará el cartel de compradores del G7. Además, cree que los cálculos políticos serán los que, en última instancia, impulsen la toma de decisiones en Moscú, Nueva Delhi y Pekín, ya que la India y China con mucha probabilidad no respeten el régimen de precios máximos y recurran a servicios de P&I no pertenecientes al G7.

Destacó también que los países europeos no pudieron aprobar un límite de precios específico y la propia idea de un techo refuerza el principio de multipolaridad económica, desventajoso para EEUU. Los ataques económicos indoloros de Occidente a Moscú ya terminaron; Washington y Bruselas solo tienen medidas que "perjudican a los países del G7", añadió el analista.
"JPMorgan [banco de EEUU] predijo que si Rusia cumple sus amenazas de cortar las exportaciones de petróleo a los países que participan en el límite de precios, el precio del crudo Brent podría subir hasta 380 dólares el barril. Si eso ocurre, los costes de la campaña económica de Occidente contra Rusia podrían resultar insoportables para todos", concluyó.
Los precios del gas crecieron drásticamente en los países europeos debido a las sanciones impuestas a Rusia por su operación militar especial, las cuales, en particular, restringen la exportación de ese producto energético.

El 11 de septiembre, el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, llamó a fijar un límite de precios para todo el gas que compren los países del bloque comunitario. La jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se pronunció a favor de imponer un tope al precio del gas ruso. Sin embargo, a finales de septiembre los ministros de Energía de la UE no lograron acordar la imposición de un precio límite al gas procedente de Rusia.

El 6 de octubre, la UE impuso el octavo paquete de sanciones contra Rusia por su operación especial, que estableció la base jurídica para topar el precio del petróleo ruso. A su vez, Moscú prometió dejar de exportar sus productos energéticos a los países que apliquen la medida.