El 1 de abril, Israel aniquiló a voluntarios de World Central Kitchen en Gaza, mientras atacaba el consulado de Irán en Damasco, matando a 10 personas, entre ellos el general Zahedi, comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán (CRGI) en Siria, Líbano y Palestina, lo cual (en) marca una ominosa escalada de guerra regional.
IDF forces
© AFP 2023 / JACK GUEZ
Israel se encamina a una escalada regional, cuando el mismo día aniquiló "por error" a los voluntarios de World Central Kitchen, lo cual causó conmoción y aparente disgusto de sus aliados de EEUU y la Unión Europea, mientras callaban el ataque — el quinto en una semana en Siria — de aviones F-35 dotados de misiles de alta precisión al consulado iraní en Damasco (Siria), que cobró la vida de mas de 10 personas: entre ellos combatientes iraníes, sirios y un libanés de Hizbulá.

Entre los muertos se encuentra el general Mohammad Reza Zahedi (con su adjunto, el general Mohammad Hadi Hajriahimi), comandante a cargo de la coordinación del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) en Siria, Líbano y Palestina.

Después del asesinato ordenado por Trump en 2020 del icónico general Qasem Soleimani, del CGRI, que se encontraba en Bagdad, el asesinato Zahedi, ha sido el segundo en importancia.

Israel rompe en otro nivel mayor las leyes internacionales que protegen la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, de acuerdo con las Relaciones Diplomáticas de la Convención de Viena de 1961.

Tanto las Cancillerías de Rusia como China — con quienes curiosamente acaba de realizar Irán ejercicios militares en el golfo de Omán — condenaron sin tapujos el ataque de Israel.

El Consejo Editorial de The Wall Street Journal, que es más radical que The Times of Israel, lo cual ya es mucho decir, festeja el castigo dislocado y desproporcionado de Israel a Irán.

Irán prometió tomar represalias de las cuales se ignora el lugar, la magnitud y su cronología. A mi juicio, en un escenario más racional y estratégicamente calculador, Irán no optará por una guerra frontal frente al más poderoso Ejército israelí que detenta más de 300 bombas nucleares clandestinas, según el expresidente Jimmy Carter.

Irán preferirá lo que le ha dado hasta ahora mejores resultados: una tangencial guerra asimétrica que ha puesto a la defensiva estratégica a Israel en varios frentes y que ha obligado al primer Netanyahu a escalar ominosamente y en forma maximalista, mediante lo que los franceses denominan une fuite en avant (una fuga hacia adelante).

Existen varias opciones de represalias obligadas de Irán que van desde la más benigna hasta la más maligna. Un escenario que manejan las redes sociales versa sobre ataques directos de Irán contra Israel mediante drones y misiles crucero. Haaretz reporta ahora una "interferencia del GPS" en Israel para perturbar probables ataques. Un objetivo relativamente proporcional de Irán sería un ataque a las embajadas de Israel.

Se maneja que la Administración Biden busca apaciguar las graves consecuencias del ataque israelí, mediante las negociaciones secretas que mantiene con Irán, cuando su verdadero temor, a mi juicio, radica en que se dispare el precio del barril del petróleo que se encuentra en 85,50 dólares en la variedad West Texas Intermediate (la variedad Brent se encuentra en 89,50 dólares), cuyo disparo sería un golpe letal a la aspiración reeleccionista de Biden.

No faltan analistas occidentales, como el italiano Francesco Sisci, de tendencia rusófoba e iranófoba, quien vincula la derrota del presidente turco Recep Tayyip Erdogan en las elecciones municipales — lo cual fue festejado por el canciller israelí Israel Katz — con el ataque a la sede diplomática de Irán.

Siempre expuse que detrás del teatro de batalla de Israel en siete frentes (ministro de Defensa Yoav Gallant dixit), el verdadero objetivo del hoy atribulado, tanto al interior como al exterior, primer Netanyahu, se encontraba aniquilar a Irán y destruir sus inventadas bombas nucleares que no posee, con el fin de obtener un definitivo cuan resonante triunfo regional y así convertirse en el hegemón incontrovertible de todo el Oriente Medio.

En contrapunto, Netanyahu ha chocado abiertamente con la Administración Biden, lo cual sugiere que el primer israelí apoya la candidatura del republicano Trump — al unísono del poderoso lobby de Israel, según el clásico libro del profesor John Mearsheimer de la Universidad de Chicago, a quien le faltó agregar el segmento más poderoso que controla mediante las finanzas del controvertido banco gigante BlackRock, que preside el polémico israelí-estadunidense Larry Fink.

Netanyahu cuenta con la cohorte de "evangelistas cristianos" del Partido Republicano, que se desviven por Israel, conocidos como "cristianos sionistas", de acuerdo a las apreciaciones del británico ex espía del MI6 y ex diplomático, Alastair Crooke.

Alastair Crooke juzga que "Netanyahu se arriesga inmensamente con el futuro de Israel y EEUU, y puede perder".

En caso de que resulte correcta la hipótesis de Alastair Crooke, que también emitió en su video semanal de los lunes con el Juez Napolitano, Netanyahu estaría emulando al legendario guerrero israelita Sansón, metafóricamente emasculado por Dalilah, quien destruyó el Templo de sus enemigos al unísono de su suicidio.

Según el controvertido relato bíblico, ante la presión de Filistina, Sansón derribó los pilares del Templo del Dios Dagan de los filistinos — que destruyó al templo y a miles de filistinos , al precio de su propia muerte (en el lapso del 1.200 al 1.000 a.C.).

Ya hace 33 años, el icónico investigador israelí-estadunidense Seymour Hersh había publicado su libro prospectivista La Opción Sansón: el Arsenal Nuclear de Israel y la Política Exterior de EEUU.

Ante la inviabilidad de aniquilar totalmente a la guerrilla palestina sunita Hamás, Netanyahu operaría entre un Síndrome Masada diplomático, pertrechado en su solipsismo autista que lo ha aislado del mundo civilizado, y su Opción Sansón.