Por no haber advertido sobre la posibilidad de un fuerte seísmo ocurrido en el 2009.

Siete científicos y otros expertos están siendo juzgados por cargos de homicidio involuntario por presuntamente no haber advertido suficientemente a residentes antes de un devastador terremoto del 2009 que mató a más de 300 personas en el centro de Italia.

El caso es seguido de cerca por sismólogos en todo el mundo que insisten en que es imposible pronosticar sismos y peligroso sugerir lo contrario, ya que desalentaría a los sismólogos a emitir cualquier advertencia. Los científicos están acusados de "proporcionar información inexacta, incompleta y contradictoria" sobre si los sismos menores sentidos por los residentes de L'Aquila en los seis meses previos al terremoto debieron haber constituido evidencia para una advertencia de sismo mayor.

.