Consiguen crear diversas variantes moleculares similares al ADN que al igual que este último pueden almacenar y transmitir información genética.© N. Overy/Shutterstock;Nature
En las películas o novelas de ciencia ficción se asume que cuando algún terrícola llega a un extraño planeta los seres que hay allí tienen ADN y una bioquímica similar a la nuestra. Incluso se asume que un humano podría comer las plantas y animales de esos lugares o ser comido por un alienígena malvado.
La realidad es que un alienígena será muy distinto a nosotros en aspecto porque la evolución es contingente y crearía formas distintas. Si se rebobinara la película de la evolución terrestre y se proyectara de nuevo hacia adelante daría lugar a otras especies distintas. Así que la evolución da con especies distintas en distintos planetas al igual que lo hace en distintos continentes en la Tierra. Por tanto, no hay humanoides extraterrestres.
Pero además el azar bioquímico que da lugar a la vida debe de haber creado multitud de formas de vida incompatibles con la nuestra en otros lugares del Universo. Así que nada de sexo intergaláctico, ni comidas hiper-exóticas, incluso aunque pudiéramos viajar a las estrellas. La única posibilidad de que otras formas de vida sean bioquímicamente muy similares a nosotros es que tengamos alguna conexión a través de algún mecanismo panespérmico.
Pero, ¿cómo pueden ser, por ejemplo, esas otras formas de ADN o ARN? Hace un tiempo informamos en NeoFronteras de que se había conseguido cambiar algunas bases del ADN y que este seguía siendo funcional. Quizás se pueden hacer aún más cambios sobre ese mismo diseño.