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Más de 30 millones de litros de agua tratada para el consumo humano fueron desechados en Oregón (Estados Unidos) después e que un hombre orinara en la reserva. ¿Era necesario?
"Nadie quiere beber el orín y no quiero tener que vérmelas con las cien personas que podrían estar descontentas con que les haya servido pis en su agua". Esa son las palabras de David Shaff, funcionario de la oficina de aguas de Portland, la mayor ciudad de Oregón.
Decidieron tomar la drástica medida después de que las cámaras de seguridad cazaran a un hombre de 21 años en plena micción en una reserva. El agua ya había sido purificada y estaba lista para ser enviada directamente a las casas.
Una situación así no podría darse, por ejemplo, en el Reino Unido, donde la mayoría de la gente piensa que los reservorios son lagos ideales para pasear al perro. Por eso, todos los que contienen el agua ya tratada están bajo cubierta.
Según expertos en salud pública estadounidense,
la orina en el agua hubiera aparecido tan diluida que el riesgo hubiera sido mínimo. Pero las autoridades de Oregón no querían ni oír hablar de asumir ningún tipo de riesgo.