© DesconocidoLas rutas de salida incluyen la Corriente de Lazo que penetra en el Golfo de México desde el Caribe
El método aplicado es conocido como ''descripción lagrangiana'.'Un equipo científico internacional ha desarrollado un método para pronosticar el rumbo de los contaminantes -como el derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México en 2010- a lo largo de sendas ambientales, según un artículo que publica hoy Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
"El océano es como un gran mapa", dijo en conversación telefónica la oceanógrafa argentina Josefina Olascoaga, de la Escuela Rosenstiel de Ciencias marinas y Atmosféricas en la Universidad de Miami.
"No vemos calles, avenidas o rutas, pero con ciertas técnicas podemos ver dónde están esos pasajes en diferentes regiones", añadió Olascoaca, autora principal del artículo sobre el estudio, en el cual cooperaron científicos de Canadá.
Olascoaga estudiaba la "marea roja" -una proliferación excesiva de microalgas- en la costa oeste de Florida cuando en abril de 2010 estalló la plataforma de exploración Deep Water frente a las costas de Louisiana, un incidente que dio origen al mayor derrame de petróleo en el mar en la historia.
El método aplicado por Olascoaga y sus colegas para anticipar los posibles desplazamientos del fitoplancton tóxico es conocido como "descripción lagrangiana".
"En lugar de ver el campo de velocidad en un momento determinado, se considera al fluido que está compuesto por partículas", explicó la graduada del Instituto Técnológico de Buenos Aires y doctorada en México. "Lo que se estudia es el movimiento de las partículas en el tiempo", agregó.
La descripción lagrangiana no es novedosa: deriva de una reformulación de la mecánica clásica introducida por Joseph Louis Lagrange en 1788.
Sin embargo, su aplicación en la forma en que lo hace el equipo del cual forma parte Olascoaga "trae herramientas que son relativamente nuevas en la oceanografía", ya que se enfoca "en las estructuras lagrangianas coherentes".
"Imagínese una plaza a la cual llegan varias calles desde direcciones opuestas, y hay una sola gran avenida", explicó. "Ésa servirá de salida para el tránsito, y de la misma manera tratamos de ver si podía haber alguna salida rápida para el petróleo".
El propósito del estudio y el método es "predecir, en caso de un derrame, hacia dónde irá el elemento contaminante. El modelo también puede aplicarse, por ejemplo, a nubes de cenizas", como las que en años pasados surgieron de las erupciones en Islandia y trastornaron el tránsito aéreo en buena parte de Europa.
Olascoaga y su colega en el diseño de la investigación, George Haller, usaron los modelos del Golfo ya elaborados por el Laboratorio de Investigación de la Marina de Guerra y la Administración Nacional de Atmósfera y Océanos.
"En los modelos que estudiamos se cumplieron las proyecciones de curso del desplazamiento que dábamos", señaló Olascoaga, quien de inmediato aclaró que el método "tiene limitaciones".
"Por ejemplo, no incluimos la aplicación de dispersantes" agregó, en referencia a los compuestos químicos derramados en el Golfo para disgregar la polución del agua con los hidrocarburos que durante tres meses brotaron del pozo abierto.
Las "rutas" de salida incluyen la Corriente de Lazo que penetra en el Golfo de México desde el Caribe y sale por el estrecho de Florida, contribuyendo a la Corriente del Golfo en el océano Atlántico.
"Pero también hay otras corrientes marinas menores, que cambian con el tiempo y no pueden apreciarse a simple vista", dijo Olascoaga.
El trabajo desarrollado hasta ahora no incorporó la información sobre las viscosidades diferentes de los elementos involucrados, desde el agua a los hidrocarburos de diferente densidad.
"El uso de las estructuras lagrangianas es como descubrir el mapa", precisó Olascoaga. "Señala las calles, las avenidas, hacia dónde se puede ir, pero no determina cuál es la senda preferida", concluyó.
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