prótesis metálicas defectuosas
© ICLLa inflamación en los tejidos alrededor de la prótesis es causada por la liberación de ciertos iones genotóxicos de cobalto.
Un equipo de científicos ha descubierto que la inflamación en los tejidos alrededor de la prótesis, en los pacientes con ciertas prótesis defectuosas de cadera, de cromo-cobalto, del tipo metal sobre metal, es causada por la liberación de ciertos iones genotóxicos de cobalto, procedentes de partículas metálicas que se desprenden de las articulaciones por efecto del desgaste. Estos iones podrían conducir a problemas de salud posteriormente.

En el Reino Unido, se ha constatado que bastantes personas con prótesis de cadera del tipo metal sobre metal hechas de una aleación de cobalto y cromo, han estado expuestas al riesgo de problemas de salud derivados del citado desgaste. La erosión ejercida por la fricción entre los componentes de dichas prótesis hacía que partículas metálicas nanométricas se liberasen en el tejido circundante, lo que podía acabar conduciendo a una inflamación crónica y a una pérdida de movilidad en el usuario de la prótesis.

Hasta la fecha, a unos 7.500 pacientes en el Reino Unido les han retirado prótesis de cadera del tipo metal sobre metal, para reemplazarlas con otras nuevas. Sin embargo, el mecanismo por el cual se produce la inflamación no se conocía al detalle.

Ahora, especialistas del Imperial College de Londres y la Universidad Estatal de Ohio en Estados Unidos, han usado una nueva aproximación al problema, basada en la combinación de rayos X y microscopía electrónica para determinar la causa exacta de la inflamación crónica en muestras de tejido de pacientes afectados. Los resultados del estudio se han publicado en la revista académica Chemical Communication.

El equipo de las investigadoras Mary Ryan y Alexandra Porter, de la citada universidad británica, ha descubierto que el cromo residual es oxidado y que ciertos iones de cobalto son liberados a medida que las nanopartículas se corroen en el tejido, causando la inflamación. Estudios previos han demostrado que esos iones son genotóxicos, por lo que potencialmente podrían dañar al ADN y provocar complicaciones médicas a largo plazo en los pacientes.