Congreso del PCCh
© Ng Han Guan/AFP/Getty ImagesMeng Jianzhu en Beijing, 2010. Meng, un nuevo miembro del Politburó, se cree que asumirá el cargo de jefe de las fuerzas de seguridad del Partido Comunista.
Entre los resultados del recién concluido 18º Congreso del Partido hay un cambio institucional sutil pero importante: el jefe de las fuerzas de seguridad del Partido Comunista Chino ya no está dentro del Comité Permanente del Politburó, grupo de mayor poder del partido constituido por siete hombres. En cambio será un miembro del Politburó, órgano integrado por 25 personas que ejerce menos autoridad sin supervisión.

Durante casi una década, la agencia que supervisa casi todos los aspectos de la aplicación de la ley, el Comité de Asuntos Políticos y Legales (CAPL) fue esencialmente un feudo controlado por hombres leales al ex líder del régimen Jiang Zemin. Esto incluyó a partir de 2002 a Luo Gan, su hombre de confianza, y desde 2007 a Zhou Yongkang, un personaje hosco y leal a Jiang, con profundos vínculos con la industria petrolera.

Es probable que el nuevo líder sea Meng Jianzhu, el actual secretario de la oficina de seguridad pública y reciente recluta del Politburó.

El asunto de quién controla el CAPL es crucial para el PCCh. El partido gasta 110 mil millones de dólares en seguridad nacional, más que la cantidad que se gasta en defensa nacional. El aparato coercitivo gestionado por el régimen es enorme: incluye un sistema de tribunales, diferentes clases de campos de trabajo forzado, cárceles, centros de detención, centros de lavado de cerebro, fiscalías, policías, varias fuerzas policiales secretas, y 1,5 millones de agentes en la Policía Armada Popular, es de hecho, un ejército permanente.

Sin vigilancia, quien sea que controle las fuerzas de seguridad es capaz de desempeñar un papel decisivo para influir en la política interna, así como cultivar un ejército de clientes militares que se benefician del enorme desembolso de fondos supervisados ​​por el CAPL. Chen Guangcheng, el activista ciego que escapó del arresto domiciliario a principios de este año, informó que mucho dinero en efectivo se repartia entre las personas que lo vigilaban, muchos de los cuales tenían vínculos con funcionarios locales.

Lucha por el poder

El hecho de que el CAPL ahora se controlará desde el Politburó es producto de la lucha política entre el liderazgo de Hu Jintao y la facción del ex dirigente Jiang Zemin, que controló la agencia durante tanto tiempo, de acuerdo con analistas de la caja negra política de China.

Jiang necesitaba mantener las fuerzas de seguridad en sus manos después de iniciar la persecución a Falun Gong en 1999, una campaña de seguridad sin precedentes, que requiere la inversión masiva y sostenida de recursos del Estado, que muchos ven como innecesaria y antieconómica. Innumerables yuanes se gastaron en llevar adelante la campaña, incluyendo la construcción y ampliación de campos de trabajo forzado e instalaciones de lavado de cerebro, el desarrollo de sistemas de vigilancia altamente avanzados, y movilización masiva de personal de seguridad en todo el país para hacer cumplir el decreto del régimen.

Cuando Hu Jintao llegó al poder en 2002, Jiang añadió dos lugares en el Comité Permanente, e insertó a Luo Gan y Li Changchun, jefes del CAPL y el Ministerio de Propaganda respectivamente, para asegurar que la campaña no sería interrumpida. Zhou Yongkang asumió el cargo después de Luo Gan. Pero con los acontecimientos de este año, no había nadie más a quien ocupara el puesto.

"Bo Xilai era su candidato para encabezar el CAPL", dijo Xia Yiyang, director de política e investigación en la Fundación de la Ley de Derechos Humanos, con sede en Washington, en una entrevista telefónica. "Una vez que Bo Xilai se fue no había nadie calificado para estar en el Comité Permanente con la experiencia o crédito para hacerse cargo de la posición de Zhou Yongkang".

El plan para darle el trabajo a Bo se desintegró en forma espectacular a comienzos de febrero de este año, cuando Wang Lijun, jefe de la policía de Bo, desertó al Consulado de EE.UU. en la ciudad suroccidental de Chengdu.

Anteriormente había dentro del régimen lo que los analistas llaman dos centros de poder, con Zhou Yongkang en control del CAPL sin vigilancia efectiva del régimen del ex líder Hu Jintao. Esa fue una dinámica diseñada por Jiang antes de abandonar el cargo, donde se delegó significativa autoridad sobre carteras a miembros individuales del Comité Permanente.

El reciente cambio significa que el CAPL ya no es un juguete de Jiang Zemin, sino que ahora está firmemente bajo el control del partido en sí. La idea de la existencia de "dos núcleos" dentro del partido, uno de ellos representando por el CAPL, ya se descartó.

"Se trata de la consolidación de la ley de un partido político único, así pueden utilizar al CAPL para oprimir al pueblo con mayor eficacia; y no involucrarlo en la lucha interna del partido", dijo Zhong Weiguang, un erudito del totalitarismo, con base en Alemania.

"Pero debemos estar claros: no habrá ningún cambio en la forma en que utilizan al CAPL para perseguir al pueblo chino", agregó.

Zona de Guerra

El papel del CAPL, y las dificultades inherentes a cualquier reevaluación importante de su papel en el control social, significa que un cambio pequeño en realidad es posible, a pesar de la reducción del perfil de la agencia, de acuerdo con el investigador Xia.

"El problema es que esta noción de 'mantener la estabilidad' es la política del partido. Esta es la única manera en que ellos pueden mantener su poder", dijo Xia. El término "mantener la estabilidad" es un comodín para una serie de técnicas coercitivas por parte del régimen para reprimir la disidencia. Van desde tener un final "ligero" como la censura de Internet, a finales "duros" como el encarcelamiento y la tortura con porras eléctricas.

"Esta es una zona de guerra. Es una lucha. El PCCh está luchando contra toda la nación. Hay tantos problemas que no pueden manejar de una manera normal, como lo hacen otros países", dijo Xia. "Otros países pueden manejar los problemas sociales, pero no hay control aquí. Tienen que usar el poder para reprimir".

El sistema de mantenimiento de la estabilidad, al menos en su forma actual, se debe en gran parte a las innovaciones en tácticas de utilizar la coerción contra los practicantes de Falun Gong. Las técnicas utilizadas en contra de Falun Gong más tarde fueron aplicadas a la población en general, de acuerdo con un documento que Xia presentó al Parlamento Europeo en 2011.

Sin embargo, dado que el actual y sofisticado sistema de violencia ha crecido en los últimos 13 años o más, al mismo ritmo con el rápido desarrollo económico de China y las dislocaciones sociales que traen el crecimiento económico desequilibrado; la búsqueda de un nuevo medio para la solución de los problemas será imposible, cree Xia.

"Necesitan algo que ocupe el lugar del sistema actual si ya no desean utilizarlo, pero eso significaría que toda la sociedad tendría que cambiar. Eso es lo que significa una reforma política. Ellos no van a tomar ese camino. Así que tienen que utilizar este sistema".

La omnipresencia con la que el poder del CAPL invade la vida cotidiana de los ciudadanos chinos no podría haberse mostrado de forma más clara que en el período previo al 18º Congreso del Partido. Cometas y palomas se prohibieron en los cielos, cuchillos para vegetales fueron retirados de los estantes, miles de disidentes fueron detenidos o expulsados ​​de Beijing, restricciones de Internet sofocantes se pusieron en marcha, y mandaron a hacer taxis con las ventanas traseras bloqueadas por si los pasajeros planeaban lanzar panfletos políticos.

"Esta vez para el 18º Congreso del Partido utilizaron alrededor de 1,4 millones de personas de seguridad", dijo Xia. "¿Cómo imaginar que necesitarían esta fuerza de seguridad masiva? Esto significa que ellos consideran su enemigo a toda la nación".